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Portada:: Reflexión en libertad:: Pedro Luis Llera Vázquez:: Subvencionados

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Fri, 28 May 2010 21:16:00
 

CAMINEO.INFO.- Leo en La Opinión una tribuna de don Antonio Jiménez, secretario general de UGT de Murcia, reivindicando la importancia de los sindicatos en una sociedad democrática y defendiéndose de los reproches y las críticas que reciben por las subvenciones estatales con las que se financian y por “la falta de respuesta” de las organizaciones obreras ante la crisis actual. Ya saben ustedes lo de “excusatio non petita, accusatio manifesta”.

En mi opinión, nadie con un mínimo de sensatez duda de la importancia de los sindicatos en una sociedad libre y democrática como la española. Como don Antonio afirma en su columna, muchos han sido los logros que se han conseguido en beneficio de los trabajadores y del bienestar de España gracias a la lucha de muchos sindicalistas a lo largo de nuestra reciente historia. Eso resulta innegable y sería injusto no reconocerlo.

Ahora bien, en los tiempos que corren, no veo tan justificable que se mantengan las subvenciones directas e indirectas que reciben los sindicatos por parte de la Administración. En España hay miles de liberados que son auténticos profesionales del sindicalismo y que no sé yo por qué han de vivir a costa de los impuestos de los españoles. Los sindicatos, las organizaciones empresariales, la mayoría de las Organizaciones No Gubernamentales, las Asociaciones Culturales, de Vecinos y un largo etcétera de entidades variopintas en este país viven directamente de nuestros impuestos. Y yo me pregunto por qué tiene que ser así. ¿No sería mucho mejor que todas estas organizaciones se financiaran con el dinero que sus propios afiliados les proporcionaran o con el que libremente les quieran aportar las empresas o los particulares? ¿No garantizaría ese tipo de financiación la libertad de estos organismos de la sociedad civil frente al poder estatal? ¿No defenderían mejor los sindicatos a sus afiliados si sus delegados sindicales estuvieran todos trabajando en sus empresas? Desde luego, así los sindicatos nos saldrían bastante más baratos.

En cuanto a los cursos de formación para trabajadores y desempleados, eso mejor no tocarlo porque todo el mundo sabe que esa es una vía de financiación alternativa para engrosar las arcas de los sindicatos y más de un escándalo hemos conocido ya a ese respecto. Para formar, ya tenemos los colegios, los centros de formación profesional y las universidades: para eso no necesitamos sindicatos para nada.

La verdad es que los sindicatos, al menos los llamados “mayoritarios”, son organizaciones más al servicio de la difusión y propaganda de las ideologías materialistas de la izquierda, que al servicio de los intereses reales de los trabajadores. Los sindicatos hoy están más por defender las políticas pro-abortistas de la ministra Aído y la Ideología de Género, que por dar voz a los millones de parados que tenemos en España a día de hoy.

Por su parte, la Iglesia recibe una financiación del Estado en función de los Acuerdos Iglesia – Estado a través de la cruz que los católicos ponemos en nuestra declaración de la renta y con las aportaciones que los fieles libremente queremos dar. ¿Por qué no se hace lo mismo con los sindicatos o con la CEOE? Y cuando un parado o una familia no tiene para pagar sus recibos o no le queda ya ni para comer, a quien acude es a Caritas o la Parroquia más cercana: no a la casa del pueblo.

Como ciudadano que paga sus impuestos, defiendo la libertad sindical, la libertad de expresión, la libertad ideológica, los derechos humanos y la dignidad de todas las personas por encima de todo. Y estoy dispuesto a luchar por la defensa de la democracia sin reserva alguna. Pero las subvenciones son otra cosa. Sindicatos, organizaciones políticas, vecinales, humanitarias; artistas (de la ceja o sin la ceja), intelectuales y demás familia: cada uno a vivir de su trabajo y no a costa del dinero de los contribuyentes. Trabajar es muy sano. Y vivir a costa del erario público, muy cómodo. Aquí todo el mundo tiene vocación de funcionario del Estado y todos quieren tirar de la misma ubre de los impuestos. Pero la teta ya no da para más. Cada cual que se busque sus recursos y todo el que pueda y tenga dónde, que trabaje, que falta nos hace a todos. Plateémonos todos qué podemos aportar al bien común y cómo podemos, con el trabajo de todos, llenar las arcas públicas; y menos pedir subvenciones y que nos financien a nosotros. En eso consiste realmente la solidaridad: en dar más y pedir menos. Lo demás son pamplinas y demagogia barata.







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