CAMINEO.INFO.- El tan traído y llevado pacto por la educación ha fracasado estrepitosamente. No podía ser de otro modo. Entre otras cosas, porque a estos supuestos “progresistas” que nos gobiernan, no les interesa llegar a ningún pacto. Ni a los nacionalistas, tampoco.
Los nacionalistas llevan años instrumentalizando la educación para exacerbar los hechos diferenciales, manipular la historia a su gusto y fomentar el rechazo a todo lo que suene a español. La política lingüística – especialmente en el ámbito escolar – juega un papel decisivo en su estrategia desintegradora. De este modo, siembran en los niños la semilla del odio y garantizan su futuro electorado con el fin de perpetuarse en el poder y lograr así alcanzar sus fines secesionistas.
Por su parte, para la izquierda en el poder, la educación forma parte de su estrategia de agitación y propaganda; de sus planes de ingeniería social para transformar la sociedad e imponer su proyecto ideológico. El pensamiento único neomarxista pasa por la ideología de género, el ecopacifismo demagógico y el laicismo ateo: matrimonios homosexuales, liberalización de la píldora del día después, el aborto como derecho de la mujer, la asignatura de educación para la ciudadanía o la nueva educación afectivo sexual, que pretenden imponer en todas las escuelas, van en esa línea. Sería el Estado quien garantizaría el bienestar y la felicidad del ciudadano; el Estado, quien nos protegería y nos cuidaría ante cualquier contingencia de la vida. Nada puede quedar al margen del control estatal. Es el Estado quien determina en última instancia lo que está bien y lo que está mal: un Estado educador de la conciencia moral de los ciudadanos, convertidos nuevamente en súbditos sumisos y obedientes.
Por eso el enemigo a batir es la Iglesia: única instancia que se niega a arrodillarse ante el nuevo César. Nosotros no creemos en más Dios que en Jesucristo, muerto y resucitado. La felicidad no la regala graciosamente el Estado. El bien y el mal no lo determina ningún gobierno por decreto. Nosotros trabajamos por una nueva civilización del amor que pasa por el respeto a la libertad y a la dignidad de la persona desde la concepción hasta la muerte natural; la dignidad sagrada del hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios. Y ningún proyecto ideológico podrá apartarnos del amor de Dios. Para nosotros el aborto siempre será un crimen abominable por mucho que la propaganda oficial, las leyes o los consensos de las mayorías digan lo contrario. Para nosotros el amor, abierto a la vida, tiene en el matrimonio, formado por un hombre y una mujer, el ámbito privilegiado para ser vivido. En la familia aprendemos a amar y a ser amados, aprendemos a aceptarnos como somos y a luchar y a esforzarnos por el bien común, superando egoísmos y comodidades. En estos tiempos de crisis y paro, ¿qué sería de nosotros sin el apoyo incondicional de la familia?
Pero el proyecto ideológico neomarxista pasa precisamente por acabar con la familia, con la Iglesia y con la libertad religiosa: quieren dejarnos huérfanos de cualquier referencia que no sea el Estado, elevado a la categoría de dios omnipotente y omnipresente. Por eso es cada día más necesaria la presencia pública de los católicos en los medios de comunicación, en la política o en la educación. Por eso es cada vez más importante que los padres sepamos elegir adecuadamente el Colegio que mejor responda a los principios en los que queremos educar a nuestros hijos. Los Colegios y Universidades del CEU tenemos muy clara nuestra oposición a las pretensiones adoctrinadoras del Estado y nuestra defensa decidida de la vida y de la dignidad de la persona, en plena sintonía con el magisterio y la doctrina social del la Iglesia.
Ahora más que nunca, ante la crisis económica, social y moral que todos estamos padeciendo, no podemos ni debemos callarnos. Para afrontar estos retos que tenemos por delante, los próximos días 21, 22 y 23 de mayo, la Asociación Católica de Propagandistas, en colaboración con la Fundación San Pablo CEU, organiza, en el Centro Cultural Las Claras de la Fundación Cajamurcia, las segundas Jornadas de Católicos y Vida Pública. Contamos con su presencia: están todos ustedes invitados.