CAMINEO.INFO.- "Es necesario dotar de unidad social y política al 20% de laicos católicos que aspiran a vivir la fe en coherencia en esta sociedad. Lógicamente, habrá muchas cuestiones en las que existirá el legítimo pluralismo porque no hayuna respuesta necesaria por parte de la Iglesia. Lo importante es que en las otras cuestiones, donde sí se da el Magisterio, existan objetivos políticos y sociales, marcos de organización que permitan trabajar conjuntamente." (Editorial de Forum Libertas).
Esperanzador editorial el que nos regalaba Forum Libertas hace unos días. Los católicos necesitamos articular una fuerza política que nos permita trabajar juntos en la construcción de la Civilización del Amor de la que nos hablaba Juan Pablo II. Frente al relativismo moral, frente a la ideología de género, frente a la cultura de la muerte, los cristianos estamos obligados moralmente a redoblar nuestros esfuerzos para defender nuestros principios. Los seglares católicos debemos dar la cara y buscar la santidad en la política. Sí: en la política.
Porque todos nos quejamos de la corrupción, del sectarismo, de la basura de la política; pero pocos dan el paso de ir a la política a ofrecer luz y santidad. Si la política es una mierda, nosotros tenemos la obligación moral de santificarla. Tenemos el deber de ofrecer honradez y amor allí donde abunda la división, el odio, el amiguismo y la corrupción. Tenemos que ofrecer un discurso político radicalmente distinto del que estamos acostumbrados. La política es el campo de misión y evangelización de los laicos. Nuestro puesto no está en las sacristías de las parroquias. Ni siquiera en los movimientos eclesiales, en los que tan a gusto nos encontramos. Nuestra misión evangelizadora está en la vida pública. Buscar el bien común, ofrecer la caridad política apostando por los más desfavorecidos, defender la vida y la familia, ser testigos de la Verdad que es Cristo en nuestro mundo: esa es la tarea urgente a la que somos llamados. Nosotros debemos encarnar en la sociedad esos principios en los que creemos y con los que tratamos de ser coherentes. Nosotros debemos defender los principios morales de la Iglesia y su doctrina social. Si no lo hacemos nosotros, ¿Quién lo hará? Siempre esperamos que sean otros. Pues no hay "otros". Y si la sal se vuelva sosa, ¿para qué sirve? No podemos seguir esperando a que esos otros den el paso. Debemos ser nosotros.
De la izquierda no podemos esperar nada. Por cierto, ¿quién puede explicarme por qué desde la COPE se hace propaganda descarada de UPyD o de Ciudadanos, que en temas como aborto, eutanasia, familia o educación son idénticos al Partido Socialista, y se margina y oculta a partidos como Alternativa Española o Familia y Vida que defienden sin ambages los principios morales de la Iglesia? Yo no encuentro una respuesta razonable: no me lo explico.
Del PP, lamentablemente, tampoco podemos esperar ya nada (o casi nada). Seguro que en el Partido Popular hay cristianos bienintencionados, pero los hechos son los que son y la desorientación moral e ideológica de los populares les está abocando a una crisis incuestionable. Y no es un problema simplemente de liderazgo. Es un problema de fondo. El PP me parece ahora mismo una jaula de grillos donde conviven liberales, conservadores, cristianos, masones, centristas descafeinados, caciques y oportunistas con ansias ilimitadas de poder ¿Qué dice el PP del aborto? ¿Y de la familia?¿Cuál es su posición ante el adoctrinamiento ideológico en la escuela? El PP ha asumido el relativismo moral y la ideología de género con la esperanza de incrementar el número de sus votantes y alcanzar el poder. Ha traicionado los principios cristianos y a sus votantes para asumir el pensamiento único que nos quieren imponer los medios de comunicación y el poder establecido. Mal negocio es renunciar a los principios a cambio de un puñado de votos.
Educación para la Ciudadanía es un problema político. El aborto es un problema político. Los constantes ataques a la familia son un problema político. La ofensiva laicista contra los símbolos religiosos es un problema político. Los insultos constantes a la Iglesia y a la moral cristiana son un problema político. Las amenazas a la libertad religiosa constituyen un problema político. La crisis moral, el nihilismo rampante, la corrupción política, el hedonismo asqueroso, la crisis económica… Todos son problemas políticos.Y los cristianos debemos reconquistar el espacio político. No debemos tener miedo a pringarnos.
Donde haya nihilismo, pongamos esperanza. Donde haya hedonismo, pongamos sacrificio desinteresado. Donde haya laicismo agresivo y propaganda atea, pongamos fe. Donde haya corrupción, pongamos honradez. Donde haya aborto y eutanasia, pongamos nuestro amor a la vida y nuestra defensa y apoyo a las mujeres, a los ancianos y a los enfermos. Donde haya violencia contra las mujeres o contra los niños, propugnemos legislaciones adecuadas para proteger a la dignidad y la seguridad de los más débiles. Donde haya insultos, pongamos perdón. Donde haya una educación vulgar, propongamos una política educativa que premie el esfuerzo y la fuerza de voluntad de los niños.
Ser santos en la política es un reto ineludible para los cristianos laicos. Necesitamos un partido plenamente aconfesional y democrático que, al margen de la jerarquía, sirva para que los cristianos y todas aquellas personas que comulgue con nuestros principios (aunque no sean creyentes) puedan buscar el bien común, defender la dignidad de todos los seres humanos y construir esa nueva cultura del amor que recupere el espacio que ahora ocupan quienes defienden la cultura de la muerte. Yo confío en que podamos aunar fuerzas para conseguir articular una verdadera alternativa política esperanzadora frente a la bazofia que ahora domina el panorama español. La emergencia económica, educativa, política y moral que sufrimos exige altura de miras, dejar posturas e intereses personales y potenciar lo que nos une.