CAMINEO.INFO.- Leonardo Boff se "escandaliza" por la rehabilitación que el Papa ha concedido a los cuatro obispos lefebvrianos y augura que, de seguir por este camino, "Benedicto XVI podría provocar un cisma". También el teólogo Hans Küng criticó duramente la decisión papal acusando al Santo Padre de seguir una línea ultraconservadora y tradicionalista. Más respeto me merece el teólogo y profesor belga Jean-Pierre Wils, que anunció que abandonará la Iglesia Católica por la decisión del Papa Benedicto XVI de rehabilitar a los cuatro obispos de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X.Por lo menos este es coherente.
Yo estoy harto de estos teólogos, sacerdotes, religiosos y demás supuestos católicos que no pierden ocasión de atacar al Papa o de criticar a los obispos. Esta desafección, esa falta de amor a la Iglesia, esa falta de respeto a la autoridad de nuestros pastores no alcanzo a entenderla en personas supuestamente religiosas.
¿Alguien les obliga a seguir perteneciendo a la Iglesia Católica? ¿No han hecho sus votos libremente? A mí que me aspen. No entiendo nada. Yo, si pertenezco a una asociación y no me siento a gusto en ella, me voy y tan amigos. Ya me buscaré otra organización que responda a mis intereses o inquietudes. Pero los Boff, los Küng y los de su cuerda son moscas cojoneras que ni se van ni dejan de incordiar y de confundir al personal. Se empeñan en enmendarle la plana a la jerarquía de la Iglesia ejerciendo una especie de magisterio paralelo y no se enteran ni se quieren enterar de que quienes tienen la legitimidad para dirigir y gobernar la Iglesia no son ellos, sino el Papa y los Obispos como sucesores de Pedro y de los apóstoles.
Pero no: ellos erre que erre. ¿Que quieren ordenación de mujeres? ¿Que les gusta que haya obispos homosexuales? Pues que se vayan a la Iglesia Episcopaliana o a la Luterana. Si ya está todo inventado: sacerdotes casados, mujeres ordenadas, obispos gays… Las confesiones protestantes ya responden a muchas de las expectativas que plantea esta banda de "progres" de sacristía: pues que se vayan a esas iglesias y todos tan contentos. Y a ver cuántos fieles católicos siguen sus pasos. A lo mejor su capacidad de arrastre nos sorprende a todos y al final quedamos cuatro gatos en la Iglesia Católica. Y no es que a mí me guste la idea de que se rompa la Iglesia ni que esté propugnando yo cisma alguno. Pero dejemos las cosas claras: el amor a Cristo y a su Iglesia pasa por la comunión con el Santo Padre y con el Colegio Episcopal; por la aceptación del Evangelio y del Catecismo; y por la comunión con aquellos que nos precedieron en la fe, especialmente con los santos. Y fíjense ustedes: ¡Algunos de esos santos tuvieron la osadía de vivir y ser verdaderos cristianos antes del Concilio Vaticano II! (Küng, rásgate las vestiduras).
Desgraciadamente, el cisma, de hecho, ya existe. ¿O cómo llaman ustedes a lo que pasa en España con el tema de la desdichada asignatura de Educación para la Ciudadanía? Pero lo que parece que no saben estos aprendices de herejes es que la barca del pescador no se hunde ni la hundirán por mucho que lo intenten, porque es Cristo quien la dirige con la fuerza del Espíritu Santo. Y el poder del infierno no la derrotará.