En algunas provincias españolas celebran esta gran Solemnidad en honor del misterio eucarístico hoy jueves y en otras como es nuestro caso, en Málaga, será el domingo. En ella se unen la liturgia y la piedad popular, que no ahorran ingenio y belleza para cantar “al Amor de los amores”. Dios que puede verse y tocarse, transitando por nuestras calles, sin olvidarnos de que “Sólo a Él adorarás”, porque sólo Él es tu sumo bien y tu eterna felicidad. En la procesión le vamos acompañando, como lo hacía aquel pueblo sencillo que, lleno de alegría, iba detrás del Maestro en los días de su vida en la tierra, manifestándole con naturalidad sus múltiples necesidades y dolencias. Hoy, expuesto en la Custodia le expresaremos la dicha y el gozo de estar con Él, y le daremos las gracias por haberse quedado. ¿Qué hubiera sido de nosotros sin Ti? ¿Dónde íbamos a ir a restaurar fuerzas, a pedir alivio?
Esa presencia de Jesús, nos debe traer a la memoria que debemos descubrirlo también en nuestro quehacer diario. Jesús vino al mundo no, para ser Rey, sino para servir y hacer el bien. ¿Y nosotros, si somos sus amigos y seguidores, que creemos en Él, que hacemos ahí en el lugar en que el Señor nos ha puesto? En todo trabajo honrado, enfermedad, vida de familia…Niños, jóvenes, mayores, ancianos, gente sencilla, intelectuales, madres de familia. ¿Lo damos a conocer y amar a los demás? Ese pasar de Jesús no debe ser cosa de un día de ruido que se escucha y que se olvida.
Vamos a pedir también al Señor, ya al final del año sacerdotal que estamos celebrando, que nos conceda vocaciones de sacerdotes santos, como el Santo Cura de Ars y por todos aquéllos que en la actualidad continúan trabajando sin descanso por hacer posible la presencia de Cristo entre nosotros.