El diputado señor Llamazares ha dicho en los pasillos del Congreso que "No es de mi negociado lo del nuevo Papa. Yo espero que a los que no somos creyentes nos respete y no se meta en nuestra vida, nada más que eso".
No tema señor Llamazares, la Iglesia no se mete en la vida de nadie, y respeta a todas las personas.
Otra cosa son las leyes y/o las prácticas contrarias a la moral -que no es otra cosa que la ley natural- por ejemplo, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, acabar con una vida humana en el mismo seno materno, el divorcio exprés, las prácticas homosexuales, entre otras.
Y es que, como se lee en la Eucaristía de ayer, 15 de marzo, en el Libro de la Sabiduría, “…Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso… Es un reproche contra nuestros criterios…”. Es decir, la Iglesia no se mete con nadie al proclamar la verdad sino, más bien, son las personas que no la reconocen las que se sienten incómodas.