Desde diversos ángulos y en diversas formas se ataca la visita del Papa a Madrid. Por una parte, insisten en el coste de la visita sabiendo que no es cierto, porque se ha demostrado lo contrario, que el coste es cero para las arcas públicas. ¿Dónde está la verdadera razón del incomodo de ciertos sectores de población, y de determinados medios?; pues en el mismo objeto de la visita, que es recordar a la juventud –y a todos- la inalterable verdad que predica la Iglesia, inalterable porque es la Verdad, con mayúscula, la Verdad que hace libres a los que la reciben, no “la libertad os hará verdaderos”, ese engendro filosófico del señor Zapatero. Los picores pueden ser el aflorar de una infección, y debemos alegrarnos de que pique, no por el malestar que produzca sino porque pueda llegar a ser el inicio de una recuperación. Yo ruego por ellos.