La parte cisjordana del Mar Muerto cuenta con un aliciente de excepción para el turismo inquieto: los restos arqueológicos de Qumrán, el origen del 'descubrimiento' religioso de mayor trascendencia para el pueblo hebreo en los últimos años. Me refiero a los míticos 'Manuscritos del Mar Muerto'.
En este mismo asentamiento vivió una comunidad de judíos ortodoxos llamados esenios entre los siglos I aC y I dC. Sus pautas de conducta eran sumamente estrictas y una buena parte de su tiempo lo dedicaban a la escritura de textos sagrados y normas de la comunidad. Ante el temor de que toda su memoria colectiva se perdiera en el tiempo, escondieron los pergaminos en unas cuevas cercanas, dentro de vasijas.
La mayor atracción en Jericó es subir con el teleférico hasta el Monte de las Tentaciones. Dicen que fue allí donde se retiró Jesús durante 40 días con sus 40 noches... El origen de la Cuaresma
Desgraciadamente, los romanos aniquilaron este pueblo y uno de ellos dio con una de las grutas, haciendo añicos algo del material. Pero no todo. Tuvieron que transcurrir casi dos milenios para que un beduino hiciese un descubrimiento fortuito y fundamental para el entendimiento de los esenios. Se topó con los pergaminos y los devolvió al mundo. Tras años de intenso trabajo y estudio, se han logrado rescatar algunos libros del Antiguo Testamento, otros intertestamentales como el Libro de los Doce Patriarcas o el Libro de Enoc, además de textos apócrifos.
Sin lugar a dudas se trata de un material impresionante plasmado en 600 pergaminos que sirve para conocer la realidad de la época. Un vídeo te introduce al pasado y te pone en la piel de tan fascinante sociedad antes de visitar las ruinas. Los manuscritos están expuestos su mayoría en el Museo de Israel de Jerusalén o virtualmente a través de internet gracias a la digitalización de Google. Sin embargo, visitar el escenario histórico real tiene un plus. El peso de la historia se siente, es difícil de explicar.
Muy cerca de aquí está la legendaria Jericó. Al aproximarnos, un cartel la anuncia como 'la ciudad habitada más vieja del mundo' (hablamos de unos 10.000 años) y entran escalofríos de pensarlo. Lo que verdaderamente sorprende es lo verde que es, ya que está incrustada en una zona de aridez extrema y unos 240 metros de profundidad respecto al mar Mediterráneo. Si duda es un auténtico oasis. Los restos de la ciudad antigua o Tel es-Sultan se pueden confundir con una gran montaña de arena, pero es imprescindible pasear entre sus piedras milenarias y ver los restos de los que fueran sus afamadas murallas. La biblia relata cómo cayeron los muros ante Josué y el pueblo hebreo ayudándose del sonido de las trompetas.
La atracción mayor de la urbe es subir con el teleférico hasta el Monte de las Tentaciones. Dicen que fue allí donde se retiró Jesús durante 40 días con sus 40 noches sin comer y sin beber, y el diablo, sentado en una piedra, lo tentó. Fruto de este capítulo bíblico, el mundo católico celebra la Cuaresma.
EL LUGAR EXACTO DE LA TENTACIÓN
Para llegar al sitio en cuestión, una vez alcanzada la montaña, hay que subir unas escaleras hasta toparse con una puerta cerrada que reza "Wait", que quiere decir en español "Espera". En cualquier momento una persona abre la puerta de gran cerrojo y te permite el acceso al Monasterio de Qurantul, un edificio de credo ortodoxo que desafiando las leyes de la gravedad se sitúa al borde de un precipicio. Un pasillo con celdas para acomodar a los monjes a la izquierda y roca a la derecha sobrecoge al visitante durante todo el camino que te lleva hasta una cueva convertida en templo. Un pequeño orificio te introduce en una mini gruta, que sería el punto exacto donde Cristo evitó la tentación del demonio.
Tan sólo cinco monjes sobreviven a las duras condiciones de este remoto lugar, aunque por suerte una fuente les proporciona agua directamente de un manantial de la montaña. Desde lo alto las vistas de Jericó son inmejorables. Todo un acierto haber apostado por esta excursión.
http://www.abc.es/viajar/destinos/oriente-medio/1818-palestina/cisjordania/1083-tras-los-esenios-de-qumran-y-la-tentacion-de-jerico