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No…no…no

Mon, 13 Feb 2017 02:59:00
 
S. D.
(Acerca de la película “Silencio”)

No pensaba ir a estar casi tres horas delante de la gran pantalla. Confieso que cada vez soy más selectivo. Pero un amigo pesado es peor que una mosca buscando miel en verano. Tuve que ir a verla. La amistad requiere normalmente de fidelidad… a pesar de los gustos propios.

No es normal que alguien antes de hablarte te siente en una silla y te reclame una atención total, diciéndote "silencio". Esto es lo que la película trató de hacer. En apariencia tiene gracia… parece original… pero es un inicio tan abrupto que cae en lo dictatorial: no tenía otro remedio.

No dejan de tener una inmensa belleza los planos iniciales, la fotografía, los contraluces… pero siento decir que en poco tiempo, con un móvil y un dron, esta película quedará algo desfasada. Pues el lugar central de la misma no es el paisaje… ni la historia,… ni los hombres… sino él. Este chaval de pelo largo, rubio oscuro, cuya cara y primeros planos son omnipresentes. Desde el principio no hay duda alguna de que la película se centra en su cara. Pero si la misma es el espejo del alma… ¿hay algo que podamos descubrir en ella?

No titubeó junto a su compañero jesuita al rebatir a su superior: tenía la firme intención de ir a Japón a buscar a su compañero en religión y maestro, quien –según decían- había apostatado. Y si era cierto, la intención era tratar de salvar su alma. Grandeza de miras… ideales… espíritu joven… adobado quizá con algo de ingenuidad (¿propia de la época?): si alguien decide irse de la fe siempre será libre de hacerlo; a lo sumo, se le puede exhortar… y sobre todo, rezar por él (algo ausente en la cinta, por cierto). No existe la seguridad de lograr el éxito. Si la trama no lo dice… se puede intuir que estos buenos jesuitas lo sabían.
No creo que alguien lograse convertirse por la predicación de este joven. La pobreza en la palabra que muestra desde el inicio, una vez partido de Europa, es tan grande… que raya lo demente. No me creo que su formación fuera pobre, cuando los jesuitas mandaron la flor y nata a las tierras asiáticas. Pero su carácter… ese sí que es propio de una película… de psicópatas. Las repetidas rabietas que experimenta el autor,… dando golpes contra la reja…. peleándose contra sí mismo… sin "volver en sí" ni un solo momento por lo que le había dado rabia... no dan una imagen coherente del perfil psicológico del mismo. Si estuviera en mi ciudad, ciertamente le aconsejaría un buen psicólogo.

No resiste el joven ni la menor prueba ante el sufrimiento ajeno, pues exhorta varias veces a apostatar a los otros. Vaya… el argumento no sólo quiere mostrarnos lo que le pasó a él… sino la visión que él tuvo del sufrimiento ajeno. ¿Ilusiona? Para nada. Ya decía Tertuliano que al mártir no lo hace la pena, sino la causa. Ha habido en la historia de la humanidad muchos hombres que han sufrido lo indecible por mantener sus ideas, su convicción… y no por ello son mártires. Lo son quienes han sufrido, aunque sea un poco, por causa de su fe en Jesucristo. Pero este joven no sería candidato hoy día, no digo para jesuita, sino para formar parte de una peña de aficionados de fútbol de un equipo de Segunda División. No tiene ni la más mínima pasión por nada… (pasión de verdad… de la de "dar la vida"… como se hace hoy día por los equipos de fútbol)… es tan fofo, que prefiero con mucho los gritos del estadio de fútbol, y la juventud ilusionada… aunque sea por ganar un partido… como sea.

No es del todo libre el hombre, ni en muchas ocasiones consciente, cuando se ve sometido a presiones que pueden dañar incluso su estructura humana, su mente… Así hablamos cuando vemos casos normales cada día, también de demencia senil… y otros. Pero que un joven jesuita, dispuesto a partir para no volver, sin verse presionado todavía, justificara y quisiera exhortar a la apostasía… es mucho inventar. Y si fuera cierto… es tan lamentable como escuchar un grito en medio de un partido de fútbol de uno de los de tu peña… animando al equipo contrario. Lógicamente ese tal no saldría "vivo" del estadio, pero creo que si lo hiciera, lo llevarían al manicomio antes que al hospital. Y ¿a quién se le ocurriría montar una película para narrar lo que se le pasó por la mente a ese tal….en lugar de contarnos el extraordinario partido que tuvo lugar allí? Ese tal, necesita atención.

No hacía falta ser un lince para adivinar el resultado final. Un chico que no sabía predicar… que exhortaba a los demás a la apostasía… que le encantaban los regalos de la vida cómoda en cautividad… que tenía arrebatos de carácter propios más bien de un adolescente… y que tenía lagunas de una gran claridad, como la primera conversación con su antiguo profesor en el monasterio budista (con esto ya reúne todos los síntomas…) no podía dejar de apostatar él mismo. Y en esa escena… la más esperada de la cinta… con efectos secundarios típicos de "Lo que el viento se llevó"… cuando el mismo fuego y los elementos de la naturaleza confluyen en lo sentido por el personaje… asistimos a su "des-ánimo" más total. Deja de ser un cura "entusiasta" (si acaso lo fue alguna vez… tal vez en Europa…).

No he visto nunca un cura que haya abandonado el ministerio con cara de felicidad. No lo juzgo… eso corresponde al Señor. Los mejores, nunca han defendido su opción… sino que han pedido perdón al Señor y a la Iglesia por su opción, que viven con gran humildad, sin hacer propaganda de la "bondad" de su cambio. Y de los que no hacen eso: Silencio. Pero del verdadero, no para verlo en cine.

No pago un solo euro para asistir a una historia que no me gusta, que ni me ilusiona… y que no me invita a vivir con pasión nada… ¿ni siquiera la fe?

No es un buen aficionado a los toros quien no sufre con el torero; (vaya frase, dicha hoy día…). "Ver los toros desde la barrera" es un ejercicio tan fácil, que nada te puede llegar a impresionar, ni siquiera el heroísmo de un torero que se juega la vida en cada lance, o la fe heroica de unos mártires, de unos santos, que dentro del sufrimiento llegaban a entonar cánticos de amor a Jesucristo. El imperio romano, en medio de la crueldad habitual, se convirtió al escuchar esos cánticos;  preferían muchos tener un mínimo del amor que tenían aquellos condenados a vivir la propia vida, llena de vicios, pecados y dinero. Pero esta seducción brilla por la ausencia en la cinta. Nadie se siente atraído por esos cánticos… ni por morir de esa manera.

No es la fe lo que busca la cinta… o sí… o tal vez. El nivel de confusión llega a lo desesperante. Si la fe consiste en sostener una cruz en la mano en el momento de morir… de forma oculta…. ¿Acaso no había dicho el mismo joven que era más importante la misma fe que las imágenes que la representaban? Discurso sobre las imágenes y su relación con la fe, en una escisión inaceptable, una más de las presentes en la cinta, junto a los perfiles psicológicos de los personajes.

No me vuelvas a invitar, querido amigo, a ver una película que te haya gustado. Para ver buenos paisajes, ya tenemos "National Geografic". Y para que sientas un poco lo que experimento, para que compartas cómo me siento, me debes 9 euros y 3 horas de tu vida.







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