"No crear confusión sobre el
Matrimonio" es el título de la carta pastoral de la Conferencia Episcopal Australiana (CEA), que defiende a la institución matrimonial como la unión entre un hombre y una mujer, y advierte que es un error querer equiparlo a las uniones
homosexuales, pues "se tratan de dos cosas distintas".
En el documento de 17 páginas, los obispos australianos señalan que toda persona merece ser respetada por su condición de ser humano, hijo de Dios. Por este motivo, dice el texto, las personas homosexuales "deben ser tratadas con respeto, sensibilidad, y amor", y "sin discriminación injusta, basada en su raza, religión, edad o sexo".
Sobre el matrimonio, explican que "la unión entre el hombre y la mujer, en efecto, es diferente de otros tipos de unión: esta es una institución diseñada para sostener a personas de sexo opuesto en la fidelidad recíproca y en relación a los hijos". Por ello "no es una discriminación" reservar esta institución solo a la unión entre hombre y mujer.
La carta está firmada por el Arzobispo de Melbourne, Mons. Denis Hart, e indica que el matrimonio no se puede reducir a una relación emotiva.
Asimismo, expresa que es "injusto, muy injusto, legitimar la falsa afirmación de que no hay distinción entre el hombre y la mujer, un padre o una madre; es injusto ignorar los valores peculiares que comporta el verdadero Matrimonio; es injusto no reconocer la importancia para los niños de tener un padre y una madre; es injusto cambiar las bases sobre las cuales, en retrospectiva se han casado las personas en el pasado".
La CEA indicó que esta carta pastoral ha sido publicada por la necesidad de recordar la doctrina de la Iglesia y que el matrimonio es una institución cuya finalidad está basada "no solo al bienestar de los cónyuges, sino también a la procreación de los hijos y de su bienestar".
"Lo que permite que este tipo especial de unión entre un hombre y una mujer se haga Matrimonio es precisamente la diferencia y la complementariedad entre los cónyuges", por esto, afirman, "las relaciones entre personas del mismo sexo son algo muy distinto y considerarlas al mismo par de un Matrimonio significa ignorar las particularidades que este tiene".
Asimismo, recuerdan que la estabilidad social necesita del matrimonio como un bien fundamental, "piedra angular de la existencia humana y bendición de Dios", y recuerdan que este también es fuente de acogida a la vida, el cuidado de los débiles, enfermos y ancianos.
Es "reconociendo este papel fundamental para el crecimiento de la comunidad" que los gobiernos reconocen y reglamentan el matrimonio entre el hombre y la mujer, y por ejemplo, no se ocupan de las relaciones de amistad entre las personas.
Asimismo, los obispos piden "respetar la dignidad de los niños" y su "necesidad y derecho natural a tener un padre y una madre", obedeciendo a lo que "numerosos estudios afirman: la ausencia de un padre y de una madre impiden el desarrollo de los menores". En este sentido, señalan que "no crear confusión sobre el Matrimonio significa también no crear confusión sobre los niños", porque "eso sería una injusticia grave".
Los obispos aclaran que esta carta no se refiere a las familias monoparentales no intencionadas, a las cuales la Iglesia "busca ayudar a estas en su heroica respuesta a las necesidades de los hijos".
Por último, los obispos recuerdan que el matrimonio no es una etiqueta, sino una expresión del plan de Dios por la humanidad.
"Es tiempo de reaccionar, porque el Matrimonio no es simplemente una etiqueta que puede colocarse de vez en cuando, sobre distintos tipos de relación, según la moda... en cambio tiene un significado intrínseco, natural, antecedente a la legislación estatal... lo que refleja el plan de Dios por la humanidad, el crecimiento de personal de cada uno, los niños y la sociedad".
"Invitamos a todas las personas de buena voluntad a orar y a doblar los esfuerzos para apoyar el Matrimonio", concluyeron.