Manos Unidas ha aprobado, ya, 45 proyectos de emergencia, por un importe cercano a los 1,2 millones de euros,
destinados a dar respuesta a las peticiones de ayuda que la ONG recibe,
diariamente, de sus socios locales en los países más pobres del mundo.
“Desde los primeros días de la pandemia, nuestra labor habitual se vio alterada y nos vimos obligados a apoyar iniciativas de emergencia dirigidas a las poblaciones con las que trabajamos.
Sin embargo, entendimos la grave situación como ‘una circunstancia
más’, es decir, una dificultad que se suma a las que ya sufrían las
comunidades más vulnerables, que son a las que Manos Unidas acompaña
desde desde hace 61 años”, asegura Clara Pardo, presidenta de la ONG.
Desde el comienzo de la crisis, Manos
Unidas está trabajado para adaptar unos proyectos, dar prioridad a
otros y para estudiar y apoyar en tiempo récord las solicitudes de
emergencia recibidas. “Esta crisis nos está planteando retos
que nunca hubiéramos imaginado, pero estamos intentando dar respuesta a
esos retos sin perder de vista cuatro conceptos que acompañan siempre
nuestro proceder: cercanía, solidaridad, respeto y agilidad”, asegura Pardo.
Ejemplos de emergencias
En
esa línea se enmarcan emergencias como las aprobadas en Cabo Delgado,
la provincia más castigada de Mozambique, donde la población vive bajo
mínimos, y donde la situación de conflicto armado está produciendo cada
vez más desplazados. Manos Unidas no podía ignorar las necesidades de
1.000 familias de desplazados y se les ha enviado más de 50.000 euros
destinados a la compra de alimentos y material higiénico.
En
Haití, en el área rural de Thomazea, el confinamiento está también
causando graves problemas a las poblaciones campesinas, que practican
la agricultura de subsistencia. Manos Unidas ha enviado 40.000 euros
para comprar alimentos, insumos agrícolas y productos de higiene para
350 familias empobrecidas. Además, se les está apoyando en labores de
prevención del contagio del virus y en la instalación de puntos de
lavado de manos y desinfección de lugares públicos y hogares.
En
India, en el estado de Madhya Pradesh, uno de los más pobres del país,
Manos Unidas ha enviado fondos para producir, comprar y distribuir kits
de comida, máscaras y productos desinfectantes para 1.750 familias,
pertenecientes a grupos de riesgo: personas con discapacidad, ancianos,
personas con sida y tuberculosis y enfermos en general.
CAMINEO.INFO.-
Estos son
solo algunos ejemplos del trabajo de emergencia que está llevando a cabo
la Organización en estos meses y que se ha traducido en 14
proyectos de emergencia en Asia, 20 en África y 11 en América Latina,
“aunque estas cifras se incrementan casi cada día y, vista la situación,
auguramos que seguirán haciéndolo durante bastante tiempo”, asegura Clara Pardo.
Desde
el primer momento, la ONG trabaja junto a sus socios locales para dar
solución a las muchas dificultades a las que se enfrentan los colectivos
de población más vulnerables por causa de la pandemia y por las medidas
adoptadas por los gobiernos de muchos países para evitar la propagación
del virus. “Unas medidas que, si bien parecen estar frenando el
contagio por coronavirus, están impidiendo, también, a buena parte de la población mundial, sobre todo a los más vulnerables, hacer frente a sus necesidades diarias”, señala Pardo.
Al límite de la supervivencia
“La
crisis ha puesto al límite de supervivencia a millones de personas que
viven en países económicamente muy empobrecidos, cuyos estados pueden
dar una respuesta muy limitada a estas necesidades o ni siquiera pueden
dar respuesta”, lamenta la presidenta de Manos Unidas.
“La disyuntiva entre morir de COVID-19 o de hambre es algo que nunca, ningún ser humano, debería siquiera plantearse. Sin embargo, los mensajes que estamos recibiendo en Manos Unidas nos hacen plantearnos que esa disyuntiva es ya una realidad para millones de personas”, denuncia Pardo.
“Con
solo un poco de empatía podemos darnos cuenta de lo que significa esta
emergencia más allá de nuestras fronteras, entre los que menos tienen;
donde el acceso al agua es una quimera para millones de personas, donde
los sistemas de salud son solo accesibles para quienes pueden pagarlos y
donde una parte de la población ya vivía diariamente con graves,
gravísimas, dificultades económicas”, denuncia Clara Pardo.
La ONG
considera que es urgente apoyar con medidas eficaces a estos países que
“no pueden retroceder lo más mínimo en sus niveles de desarrollo ni en
los logros alcanzados con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y con
los actuales Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un paso atrás
sería un desastre y un retroceso grande sería una catástrofe humana,
económica, social y política que el mundo no puede permitirse”, advierte la presidenta de Manos Unidas.
“Por eso,
Manos Unidas ha lanzado una campaña de emergencia.
Pedimos la colaboración de todos porque, ahora, más que nunca, la ayuda
a los países del Sur es vital para que ellos no se queden de nuevo
atrás y puedan también recuperarse de la crisis que ha traído consigo la
pandemia”, insiste Clara Pardo