“Hablaré de mi pueblo” es su último libro, y en él se
recogen los escritos pastorales de sus primeros cinco años como Obispo de San Sebastián. Tiene 18.700 followers en Twitter y una agenda que manda mucho. Entrevistamos a Mons. Jose Ignacio Munilla para que nos hable de Navidad, de la Diócesis con la edad media del clero más alta de España y de retos y esperanzas para el 2015.
P. El pasado 21 de noviembre hizo 5 años que fue nombrado Obispo de San Sebastián, ¿qué balance hace de estos años?
R. Tengo la sensación de que si hiciese ahora una lista de los logros y de los fracasos en estos cinco años, correría el riesgo de hacer una lectura subjetiva de la realidad. Además, creo que se me escaparía lo verdaderamente importante. Y es que, más allá de los frutos visibles, lo fundamental es la obediencia apostólica, que es siempre fecunda por sí misma. Me viene a la mente la frase del Señor a los apóstoles: “De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lc 17, 10). Aun así, no quiero “escaquearme” de la pregunta: valoro especialmente los pasos que vamos dando en nuestro Seminario Diocesano, los cuales —no me cabe duda— están cimentados en tantos ratos de oración de la Adoración Perpetua (“adOra”), auténtico corazón de la Diócesis. Sin olvidar que, la predicación de la fe nos ha reportado muchísimas alegrías, y nos ha permitido ser testigos de no pocas conversiones…
Y, en cuanto a mis preocupaciones principales están el descenso de la práctica religiosa, el notorio envejecimiento de nuestros fieles y el que no terminamos de acertar en la forma de transmitir la fe a los jóvenes. Al mismo tiempo, es obvio que continuamos teniendo la dificultad objetiva de nuestra débil comunión interna. Para nosotros siguen siendo un reto las palabras de Cristo en su oración sacerdotal: “Padre, que todos sean uno, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Cfr. Jn 17, 21).
A pesar de nuestras dificultades, confiamos plenamente en que el Señor ama a su Iglesia infinitamente más que nosotros, y que su Espíritu nos va a asistir e impulsar para acertar ante los retos de la Nueva Evangelización.
“Nunca he obedecido tanto, como desde que soy obispo”
P. ¿Cómo es el día a día de un Obispo tan activo como usted, que escribe en twitter, habla en la radio, atiende a fieles, administra la Diócesis de San Sebastián y atiende a medios de comunicación?
La jornada de un obispo no suele ser muy regular. Los retos a los que se enfrenta son muy diversos, y eso requiere versatilidad en la forma de organizar la agenda y de reorientar los planes. Recurriendo al sentido del humor, pero sin separarme un ápice de la realidad, en estos años he repetido con frecuencia que nunca he obedecido tanto, como desde que soy obispo. La agenda establecida, unida a tantos retos que van surgiendo sobre la marcha, requiere una sujeción grande por parte del obispo. ¡La agenda manda mucho! ¡Y al obispo le toca obedecer! Y a esto hay que añadir algo tan importante como que el obispo debe dar prioridad a su vida espiritual y a su formación. La verdad es que no me considero ningún modelo, y pienso que el Señor me llama a la conversión en muchos de estos aspectos…
P. Dijo en una ocasión que la media de edad del clero en su diócesis es de 74 años y esto presenta una problemática muy importante… ¿Tiene solución? ¿Qué falla cuando no hay vocaciones en una diócesis?
Los datos facilitados recientemente por la CEE confirman que San Sebastián es la Diócesis de España con la edad media más alta del clero (74´4 años). Sin duda alguna, ésta es una cuestión determinante para el futuro de nuestra Diócesis. Incluso, para que podamos tener más seglares comprometidos en la pastoral de la Iglesia, necesitamos más pastores, de manera que dichos seglares puedan ser suscitados y acompañados. La promoción del laicado no puede sustituir jamás la falta de sacerdotes. Recuerdo cómo el Papa Francisco nos expresó en la reciente Visita ad Limina, que las diversas vocaciones crecen o decrecen conjuntamente. La crisis del sacerdocio y de la vida religiosa, genera la crisis de los laicos, y viceversa. Baste comprobar cómo el ascenso de la edad media de los sacerdotes es paralelo al envejecimiento de los fieles.
Por lo tanto, la solución está en la promoción de las vocaciones sacerdotales, en la apertura a la incorporación de sacerdotes que actualmente ejercen su ministerio en otras diócesis —necesitamos nuevas incorporaciones—, en el diaconado permanente, en la formación de los seglares, en la simplificación de nuestras estructuras… Es decir, ante un problema tan serio, hace falta una batería de medidas coordinadas en la misma dirección.
P. Hablemos de la Navidad. Recientemente inauguró usted un dormitorio para transeúntes en San Sebastián (Hotzaldi – CARITAS)… ¿La coincidencia con la Navidad ha sido casual, o intencionada?
R. El dormitorio ya estaba en funcionamiento desde hacía algunas semanas, pero parecía adecuado encuadrar su inauguración en estas fechas. Resuenan en nosotros las palabras del prólogo del Evangelio de San Juan: “Vino a su casa, y los suyos no le recibieron… Pero a los que le recibieron, les dio poder para hacerse hijos de Dios”. De aquí deberíamos extraer una conclusión: la acogida a Jesús, presente en los excluidos de nuestra sociedad, nos permite “hacernos” hijos de Dios. La conciencia de la paternidad de Dios hacia todos nosotros, nos acerca a descubrir los lazos de fraternidad con los más débiles. Y viceversa: la experiencia de la fraternidad con los más débiles, nos ayuda a entender la paternidad de Dios.
“Frente a la “prostitución” de la fiestas navideñas por el consumismo; y ahora también, la “exclusión” de la Navidad por el laicismo, estamos ante un gran reto: abrir los ojos de la sociedad a la Belleza, a la Bondad y a la Verdad de la Navidad”
P. Algo falla cuando grandes almacenes de nuestro país consiguen que un mes antes de empezar la Navidad la gente compre sus productos, y los católicos no consigamos “hacer campaña” para que se viva verdaderamente la Navidad, y que la gente, por ejemplo, compre belenes…
R. Con motivo de las fiestas navideñas, he tenido ocasión de repetir ante varios medios de comunicación locales el siguiente mensaje: “Una Navidad ‘laica’ es como una fiesta de cumpleaños sin nadie a quien felicitar”… La clave está en recordar que la Navidad no es otra cosa que la memoria de la natividad de Jesús. Sin ir más lejos, en nuestra provincia de Guipúzcoa, la Asociación Guipuzcoana de Belenistas (que tiene ya 70 años de vida y más de cuatrocientos socios) ha sido conminada a abandonar los locales que utilizaba, además de perder las subvenciones de las que era objeto. Se trata de una interpretación excluyente y restrictiva del principio de laicidad…
Pero, por otra parte —y esto es lo principal—, esta nueva situación es una magnífica oportunidad para que podamos presentar ante la sociedad el verdadero rostro de la Navidad. Frente a la “prostitución” de la fiestas navideñas por el consumismo; y ahora también, la “exclusión” de la Navidad por el laicismo, estamos ante un gran reto: abrir los ojos de la sociedad a la Belleza, a la Bondad y a la Verdad de la Navidad… Yo me imagino una campaña de comunicación que dijese: ¡¡Elija usted entre la “fiesta del consumo” —adornada con figuras geométricas luminosas, sin significado alguno—; y la “fiesta del nacimiento de Jesús” —adornada por el nacimiento de Belén—!!
P. Ha publicado recientemente un nuevo libro titulado “Hablaré a mi pueblo”, que es una recopilación de artículos en prensa, ponencias, colaboraciones con revistas, homilías y cartas pastorales. ¿Por qué ahora? ¿Qué espera con este libro?
R. Los escritos pastorales de un obispo tienen más utilidad, cuanto más pegados estén al momento histórico en el que han surgido. Por ejemplo, estos cinco años han sido los años del fin de la violencia terrorista, acompañada del peligro de cerrar en falso esa página tan triste de nuestra historia… Lo mismo puedo decir sobre algunas charlas sobre determinados temas de actualidad, que he pronunciado a lo largo de estos años, y que están recogidas en este libro. En definitiva, mi deseo sería que el libro ayudase a hacer una lectura cristiana de la realidad en la que vivimos.
P. Y ahora hablemos de futuro…¿Qué retos o esperanzas se presentan para el año 2015, tanto a nivel personal como a nivel pastoral?
R. Los retos son muchos, pero, en realidad, se resumen en uno solo. Se trata de la Nueva Evangelización, para la cual es necesario abordar muchos aspectos: el pastoral el vocacional, el fortalecimiento de la comunión interna, la pastoral familiar, la transmisión de la fe a los niños y jóvenes, la coordinación de la acción sociocaritativa, etc.
Si me permitís, quisiera aprovechar esta ventana abierta hacia tantos fieles, para compartir con todos que en el año 2015 tendremos que afrontar un reto urgente: el 1 de enero de 2016 se inicia el año de la Capitalidad Cultural Europea para la ciudad de San Sebastián. A lo largo de este año, cientos de miles de personas pasarán por nuestra ciudad y, por desgracia, el Ayuntamiento de nuestra ciudad ha incumplido los compromisos que habíamos apalabrado con el anterior consistorio, para la puesta en marcha del Museo Diocesano de Arte Sacro, en el que nosotros esperábamos mostrar el rostro de Cristo ante tantos visitantes. A pesar de este contratiempo, nos disponemos a emprender este reto por nuestra cuenta. ¡La Providencia nos ayudará a afrontarlo! Me parece oportuno manifestarlo públicamente, para conocimiento de quienes puedan sentirse llamados a colaborar en un proyecto evangelizador de estas características (museodiocesanodedonostia@gmail.com)