Mª Mercedes Díaz Tortonda: Al hacerme religiosa puse mi vida espiritual

Durante este año, la sección Historias de vida y de fe en Iglesia en camino, publicación de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, se centrará en testimonios fundamentalmente de religiosos y religiosas, dado que nos encontramos en el Año de la Vida Consagrada. El primer testimonio es de la Presidenta de la CONFER Diocesana.

Nombre: Mª Mercedes Díaz Tortonda. Edad: 58 años. Congregación: Superiora General de la Congregación Hijas de la Virgen para la Formación Cristiana.

-¿Cómo nació su vocación religiosa?

-Nació en mi pueblo, en Villafranca de los Barros. Muchos jóvenes acudíamos a la casa de las Hermanas Formacionistas, que casi acababa de abrirse. Yo estudié en las Hermanas de la Cruz y en las Carmelitas de Vedruna, sin embargo, no sé porqué con las Formacionistas comencé a vivir mi fe, a participar en reuniones de jóvenes, a llevar grupos de catequesis…

Cuando terminé COU ya me sentía llamada a la vida religiosa. Después falleció mi padre y mi hermana gemela y yo comenzamos a estudiar la carrera en Almendralejo, al terminarla encontramos trabajo enseguida y esa vocación permaneció dormida 11 años.

-¿No perdía el contacto con las Formacionistas?

-Venía tres veces al año de vacaciones, ya que trabajaba en Castellón, y siempre dejaba el coche en la puerta y me iba con ellas a ayudarles en la residencia, con los niños, los jóvenes, con las actividades que tenían. Eso me producía siempre cierta incertidumbre que me hacía preguntarme: ¿esto qué será?

Tenía la vida solucionada a todos los niveles: económicos, afectivos, familiares, de todo. Vivía independiente y vivía bien mi vida de seglar, pero siempre con esa incertidumbre.

-¿Cuándo cambia su vida?

-Las hermanas me invitaban siempre a todas las profesiones religiosas. En un viaje a casa acudí a Villagonzalo, a la profesión de una hermana y mi viaje de vuelta a Castellón ya fue traumático. El Señor me había dicho: y tú, ¿qué haces si ya te dije cuando tenías 17 años que te llamaba para esta vida religiosa?

Entonces ya comencé a tomar contacto con la que era Superiora General entonces, que me acompañó ese año por carta, y empecé a decir que yo era feliz pero que lo que estaba haciendo no era lo que yo quería para mi vida.

-Es lo que se conoce como vocación tardía

-Sí, eso se dice en el “diccionario” religioso, pero creo que cuando el Señor despierta una vocación es el momento propicio para la persona.

-¿Qué encuentra en la vida religiosa que antes no tenía?

-Primero que mi vida espiritual se puso en orden. Encontrarme con el Señor cada día es lo que me ha dado fuerzas. ¿Dificultades? Muchas. Al principio

la vida religiosa te infantiliza un poquito porque está todo preparado, los horarios, tienes toda la vida organizada, y eso a una persona que viene de una vida más ajetreada le supone un poquito de dificultad los primeros años. Pero bien, en cuanto llegué al Postulantado me enviaron a la guardería a trabajar, o sea que fue una formación laboral-vocacional.

-¿Cómo es su vida religiosa?

-Mi vida religiosa va muy rápida en el sentido de que somos pocas y cuando una persona profesa empieza a tener responsabilidades. Estuve 11 años en la guardería Virgen del Rosario, que tenemos en Badajoz como maestra de infantil y un año de directora. Pero enseguida me nombraron Maestra de Postulantes, Maestra de Novicias y, ahora, Superiora General.

-Desde ese cargo ¿cómo ve la vida religiosa?

-Veo que necesita mucho acompañamiento, mucha escucha, relaciones mucho más fraternas. Se necesita que las hermanas hablen, se comuniquen, y las que estamos, diríamos, en el Consejo o las Superioras locales, escuchar; que seamos accesibles para que las hermanas puedan acudir con confianza cuando lo necesitan.

-¿Eso es aplicable también para las relaciones entre las comunidades de religiosas?

-Sí. Creo que la CONFER está en un momento bajo. He vivido CONFER Diocesana hace 14 años y veía una CONFER más viva. Es verdad que la edad media de las religiosas que ahora están en Badajoz supera los 60 años, la gente está muy agobiada por el trabajo, por la misión, por las parroquias y a lo mejor no tenemos tanto tiempo ya para encontrarnos intercongregacionalmente, para hacer actividades lúdicas, y cada día es más difícil convocar. He vivido la experiencia de la intercongregacionalidad en Perú, donde trabajé como misionera, y eso es algo totalmente diferente. Allí se vibra, se celebra y se vive todo intercongregacionalmente.

-¿Ha sentido un contraste fuerte entre una Iglesia y otra?

-A nivel personal me ha costado mucho venirme. Vengo de una Iglesia donde todo se celebra, donde todo es agradecimiento y vengo a una Iglesia en la que cuesta mucho que las asambleas, las Eucaristías sean vivas, sean dinámicas. No sé, es igual que lo que he dicho con la intercongregacionalidad.

-¿Cómo ve la vida religiosa?

-Creo que tenemos que acoger el futuro con fuerza, creo que tenemos que poner el esfuerzo en vivir nuestro presente porque, a veces, eso de que somos muy mayores, de que ya no se puede hacer nada deberíamos desecharlo de nuestro vocabulario. Tenemos que seguir viviendo el presente, como decía san Juan Pablo II: “no importa si somos pocos o muchos, lo que importa es que somos presencia en nuestra Iglesia”.

(Iglesia en camino – Archidiócesis de Mérida-Badajoz)

Mª Mercedes Díaz Tortonda: Al hacerme religiosa puse mi vida espiritual

Mª Mercedes Díaz Tortonda: Al hacerme religiosa puse mi vida espiritual