LIBERTAD Y RESPETO

No hace tantos días, una noticia fijó mi mirada. En un Ayuntamiento de la provincia se celebraran "Bautismos Civiles”. Si no fuera porque la noticia es demasiado seria, sería para sonreírse antes la ignorancia de la pretensión. Los requisitos son: pagar 50 euros, registrar el nombre del pequeño, que ya lógicamente está -como debe ser- en el Registro Civil. Reciben de regalo un libro de la Constitución Española y tendrá que plantar un árbol. Me imagino que le autorizaran al padrino.

Ante este panorama muchos nos preguntamos ¿dónde está el símbolo del Bautismo?, que es el objetivo personal al cual le dan ese nombre y no se ve por ningún lado. De ahí la extrañeza de quienes leen esta noticia.

Parece extraño, que en este mundo de progreso, en este siglo que vivimos, alguien en su ceguera mental, se olvide de su significado.

El Sacramento es lo que da carácter al Bautismo. Existe la libertad, el pleno derecho para que quien no quiera, no bautice a su hijo. Es de una ignorancia total que quienes quieren suplantar cualquier cosa, olvidando la hermosura que al recibir este sacramento, los padres lo que quieren es hacerlos hijos de Dios. En España existe una gran mayoría de bautizados y quienes se planteaban no hacerlo, asumían su decisión sin más retorcimiento ni mas teatro.

En estos momentos de tanta confusión, también es preocupación para los cristianos y es desconcertante ese afán que despiertan las cosas establecidas y respetadas hasta ahora. Que puedan servir de mofa y menosprecio a lo ya establecido. Ese afán de ocupar espacios encuadrados en nuestra Iglesia Católica y que sus fieles seguimos con orgullo y respeto.

La libertad es patrimonio de cada uno y en uso de ello, hacer lo más estimable, pero se están pasando los límites. Sin inventar situaciones paralelas, Bautizos, Comuniones Civiles, etc. que queda fuera de lo más sensato.

Olvidamos el respeto, que quieren una gran mayoría de ciudadanos, no es desolación, ni pesimismo, es dolor. Dejar vivir a quienes quieren seguir en sus creencias ,aficiones y objetivos, y en uso de su libertad, sienten la rebeldía de tanta imposición, de quienes, en vez de salvaguardar y seguir trabajando, por un pueblo que necesita tanta atención sólo quieren destruir una sociedad pacífica.

Cada día aparecen más noticias contradictorias, que sirven para violentar posturas contrarias al sentido común y a la convivencia pacífica, atropellando, todo lo que a su paso no les agrada a "unos pocos”.

Atacando la libertad de "otros" yo diría muchos: Mensajes como ese quitar crucifijos de Colegios y Residencias, quitar Capillas de Hospitales y Facultades, esta gente joven o menos joven, creen que la vida es siempre una imposición ante lo no aceptado.

Faltan buenos pensadores en este confusionismo de ideas. Falta alegría en los ambientes cargados de tensión. El pesimismo y la inseguridad dominan y voltean en la sociedad con una gran preocupación.

La duda domina ante tanto prohibir o quitar, la gente desconfía del trabajo de los policías que así actúan, pasan los días, las horas y España, las ciudades y los pueblos están a merced de la improvisación. No es buen camino ese, sobre todo decae el ánimo y la alegría.

No deja de ser interesante el comentario que recojo nada menos que de ERNEST HEMEINGWAY: “La gente buena si se piensa un poco en ella, ha sido siempre gente alegre”.

Si pasamos la pagina y centramos temas positivos y alegres, también encontraremos temas, muchos temas a desarrollar.

Se ha abierto en la sociedad, un debate de pensamientos, objetivos y mensajes.

Pienso que sin un norte de ideas, todo dejado al azar y así atropellan situaciones sin considerar el daño que hace esa falta de reflexión.

Destruir la Iglesia puede ser un objetivo, se pueden resquebrajar en algo los

Cimientos, pero nunca su desaparición. La gran empresa que supone la fuerza de la

fe, la confianza en ella, los preceptos a seguir, el cumplimiento del deber, siempre

saldrá a flote. Abrir heridas, con persecución, con infamias, malentendidos y

manipulación es una fina violencia a la libertad. Pero el cristiano fiel y convencido

sabe, que la Iglesia es incorruptible.

Como dejó escrito Santo Tomás: “ El viento, la tempestad, las olas y las tinieblas no conseguirán que la nave se aparte de su rumbo y quede destrozada”.

Y abundando con más claridad. San Agustín, Doctor de la Iglesia, conocedor de su Verdad y gran maestro , nos recuerda estas palabras, recordando aquellas, que los paganos afirmaban: “ La Iglesia va a desaparecer, los cristianos ya han terminado”, el Santo Doctor respondía:“ Sin embargo, yo os veo morir cada día y la Iglesia permanece siempre en pie, anunciando el poder de Dios a las sucesivas generaciones”.

Al pasar paginas y cambiar algunos pensamientos, la vida se puede gozar de diferente manera.

En esta mañana de invierno soleada, pero fría, me enfrento a un panorama re confortable. De ahí surge ya el querer terminar estas líneas.

Frente a mi escritorio veo un gran árbol, es un Magnolio. Es el árbol que vi plantar, cuidar y crecer. Con qué cuidado, al ser pequeño, los jardineros lo enderezaban con una caña para su crecimiento, ahora me recreo en la sombra que da a los paseantes de esta hermosa calle.