Con frecuencia me hacen estas preguntas y siempre doy estas respuestas. Hoy las comparto con mis lectores:
-¿Luego de tres años de pontificado de Francisco -electo el 13 de marzo de 2013- extrañas al papa Benedicto XVI…?
-Pues sí, lo extraño mucho, y mientras más tiempo pasa, más lo extraño. Extraño su estructurada teología y su sabia doctrina, sus palabras cuidadas y sus modales discretos. Nunca imaginé que yo sería testigo de la renuncia de un papa y de la elección de otro en vida del primero. Jamás pensé que yo conocería a dos papas simultáneos, uno emérito y el otro en funciones, ambos en Roma, ambos en la Santa Sede.
-¿Cómo percibes esto de tener dos papas?
-En estos tres años no ha dejado de ser una cosa novedosa a la que no he podido acostumbrarme, y aunque Benedicto XVI se mantiene en silencio -como prometió- me agradaría que pudiese tener influencia, si no en la administración de la Sede apostólica, sí en la Doctrina y en la Teología. De otra manera, sería un desperdicio de teología y de experiencia relegadas a un silencio que ya parece desdén.
-¿El papa Francisco consulta eventualmente al papa Benedicto, en forma verbal o escrita?
-De no hacerlo, se estaría perdiendo de uno de los más grandes teólogos del siglo XX y estaría desperdiciando la experiencia de ocho años de pontificado en momentos tormentosos.
-¿Crees que de haber renunciado Juan Pablo II, su sucesor lo habría consultado algunas veces?
-Por supuesto, habría sido una oportunidad providencial el poder contar con la presencia viva de su antecesor y aprovechar su experiencia; una oportunidad insoslayable.
-¿Te parece, entonces, que Francisco está desperdiciando la experiencia y sabiduría de su antecesor?
-Quisiera pensar que no es así, pero la realidad muestra otra cosa. Me entristece ver este desdén tan lastimoso hacia el papa Benedicto. Sólo Dios y él saben lo que ha de estar sufriendo. Yo suelo mirar más allá del aspecto del Papa, de sus modos, sus formas, sus expresiones y gestos, porque a quien quiero ver en él es al Vicario de Cristo, y en este caso, a quien veo cargando la cruz, es al papa Benedicto.
-¿Entonces, Benedicto XVI sigue siendo el Vicario de Cristo…?
-Me parece que nunca ha dejado de serlo. A ese ministerio no se puede renunciar porque es un nombramiento que procede del Señor. Esta es una de las cosas que impiden que me adapte a esto de tener dos papas, aunque uno sea emérito y esté relegado a un callado silencio; pero que el otro no lo consulte, eso para mí es incomprensible, tanto más cuando su opción siempre fue por la verdad.
-¿El papa Francisco es también Vicario de Cristo?
-Por el cónclave que lo eligió está claro que lo es, pero ya entre el cielo y la tierra… Yo ignoro totalmente si el Señor puede tener dos vicarios, esto es para mí una parte seria de este misterio.
-¿La renuncia de Benedicto XVI es válida?
-Esa renuncia ha inspirado diversas teorías. La más extendida consiste en que sería inválida si no lo hizo libremente, sino obligado -aunque él mismo haya expresado que renunciaba en plena libertad- y que si la renuncia de Benedicto fuese inválida, el pontificado de Francisco no sería canónico y estaríamos ante un papa ilegítimo. Esto también es parte de todo este misterio, aunque debo decir que ahora que he visto al papa Ratzinger cumplir 89 años de edad el pasado 16 de abril, anciano y endeble, mucho más que aquel día 28 de febrero de 2013 en el que concluyó su pontificado, empiezo a creer en la razón de su falta de fuerzas para continuar.
-¿Habría renunciado el papa Benedicto de haber sabido que su sucesor sería el cardenal Bergoglio?
-Esta pregunta tan curiosa merece una respuesta también curiosa. Tengo por seguro que el Guardián de la Fe del pontificado de Juan Pablo II no hubiese permitido que se pusiese en entredicho la posibilidad de acceder al sacramento de la comunión a parejas que viven en una situación de pecado de adulterio. No obstante, Benedicto no ha dicho una palabra de viva voz para no contraponerse al papa Francisco evitando el riesgo de un cisma. Es posible, entonces, que haya optado por el mal menor que es guardar silencio, aunque él sepa que se pierden las almas, pues comulgar en pecado lleva a la condenación eterna.
-¿Estás de acuerdo con la expresión que se gestó Ad Intra la Curia Romana: “En su deseo de acercar a los alejados, este papa está alejando a los cercanos”?
-Sí, suena ingeniosa, aunque algo imprudente…