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Ver y Creer: “Matrimonios fracturados”

Fri, 15 Jun 2012 00:15:00
 

Mi artículo anterior provocó intercambio de opiniones, unas a favor y otras en contra de lo expresado, aunque la mayor parte del escrito es cita textual de las palabras de Benedicto XVI durante el VII Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Milán. Como lo mencioné al inicio del artículo, prevalece confusión hacia el asunto de los divorciados vueltos a casar que forman parte de la Iglesia, pero también abundan posturas de extremistas, faltos de caridad, que ven con desprecio a las parejas que viven en una situación irregular por haber pasado de un matrimonio a otro. Es por esto que he querido continuar con el tema.

El Matrimonio es indisoluble porque es un Sacramento. Esto no tiene vuelta de hoja, pues fue confirmado por Jesucristo, y la Iglesia no puede alterarlo. Así lo confirma el artículo 2382 del Catecismo de la Iglesia Católica: "El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un Matrimonio indisoluble, y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua. Entre bautizados, el matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte".

Quienes habiendo adquirido el Sacramento del Matrimonio, deciden después separarse y luego volver a casarse, incurren en una situación irregular. El Catecismo lo explica así en su artículo 2384: "El divorcio es una ofensa grave a la ley natural. Pretende romper el contrato, aceptado libremente por los esposos, de vivir juntos hasta la muerte. El divorcio atenta contra la Alianza de Salvación de la cual el Matrimonio sacramental es un signo. El hecho de contraer una nueva unión, aunque reconocida por la ley civil, aumenta la gravedad de la ruptura; el cónyuge casado de nuevo se halla entonces en situación de adulterio público y permanente".

También san Basilio Magno lo confirma en su Regla de Moral cuando explica que "No es lícito al varón, una vez separado de su esposa, tomar otra; ni a una mujer repudiada por su marido, ser tomada por otro como esposa".

Sin embargo, lo anterior no establece que el divorcio sea, en sí mismo, una situación irregular y mucho menos una situación de pecado. El Catecismo, fuente informativa totalmente confiable, lo determina en su artículo 1649 del siguiente modo: "Existen situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física de los esposos y el fin de la cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil, la mejor solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble".

Con respecto a la participación en el Sacramento de la Eucaristía, de personas divorciadas y vueltas a casar, el mismo documento, que norma la vida de la Iglesia establece, en su artículo 1650, que "Hoy son numerosos en muchos países los católicos que recurren al divorcio según las leyes civiles y que contraen también civilmente una nueva unión. La Iglesia mantiene, por fidelidad a la Palabra de Jesucristo (Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio: Mc 10, 11-12), que no se puede reconocer como válida esta nueva unión si era válido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el Sacramento de la Penitencia no puede ser concedida más que a aquellos que se arrepienten de haber violado el Signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia".

Pero como en algunos grupos de católicos que han fundamentalizado principios de la Iglesia, se palpa en ocasiones cierto desdén a los matrimonios irregulares, el Catecismo también es claro al explicar en su artículo 1651 que:

"Respecto a los cristianos que viven en esta situación y que con frecuencia conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de que aquellos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto a bautizados".







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05-12-2013, dudas.

Yo me case por la ley celestial no por la civil ò sea que solo por la iglesia mi e esposo cayo en adulterio teniendo conocimiento de la palabra de DIOS.ambos acudimos a la igesia de hecho formaron un gpo de oracion en casa,al ver yo que el me fallo me indigne y llena de rabia y con conocimiento biblico viole la ley de DIOS.y le fui infiel a mi esposo por una noche nada mas.hoy e siento basura,puerca,pero tambien descubri que amo mas a mi esposo,que con nadie puedo hacer el amor,que no sea con èl,nadie me hace sentir lo que el a mi.y el me dice que cayo por calenturapues el trabaja fuera de la ciudad y solo nos vemos una ves al mes.dice que esta arrepentido que comprobo que no puede estar con otra que no sea yo.me siento fatal con DIOS ya me arrepenti pero con mi bajeza perdi mi alma?contesten a mi correo por favor

Matilda

lonas-viniles@hotmail.com


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