CAMINEO.INFO.- Madrid/ESPAÑA.- El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, presidió el lunes una Misa con motivo del Vº aniversario del fallecimiento de don Luigi Giussani y el vigésimo octavo aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación. La Misa se celebró en la Parroquia Asunción de Nuestra Señora, de Madrid.
Concelebrada por tres obispos –el arzobispo emérito castrense, Mons. José Manuel Estepa; el arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez; y el arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz- y más de cuarenta sacerdotes, así como por el Deán de la Catedral, vicarios episcopales y el responsable en España de Comunión y Liberación, Ignacio Carbajosa, el Cardenal dijo en su homilía que don Giussani “fue un hombre del Papa, y Comunión y Liberación un movimiento fiel a la Iglesia”. Y subrayó que a principios de los años 70, “no era fácil”, menos aún, bajo las indecisiones existentes sobre el significado de Cristo y la negación por parte de muchos de su afirmación de ser Hijo de Dios.
Recordando al fundador del movimiento en el día de la Cátedra de San Pedro, el Cardenal se remitió al siglo IV y V, donde los Pontífices se tuvieron que enfrentar a una situación histórica en la que las libertades jurídicas y políticas de la Iglesia eran difíciles. Así, destacó la “controversia en asuntos fundamentales como la verdad de la fe en Jesucristo” y, también, recordó a las grandes figuras de aquel siglo.
Destacó de Comunión y Liberación su “carisma y vocación” en torno al Pontificado del sucesor de Pedro, y afirmó que “se necesita una fórmula para que Jesús sea un acontecimiento permanente a través de los tiempos y para que la fe en Él se haga de manera incesante y fiel”.
Afirmó, asimismo, que vivir el acontecimiento de Cristo “con plenitud intelectual, de corazón y existencia, nos obliga hoy a hacer un examen de conciencia de las formas de vivir nuestra vocación cristiana”. En este sentido, manifestó que “preguntarnos por nuestra vocación cristiana y hacer presente a Cristo en medio del mundo es necesario y urgente y muy importante para la Iglesia en estos momentos”.
Y se preguntó: “¿No se niega a Cristo hoy como hicieron sus contemporáneos?” “No hace falta –respondió- grandes excursiones sobre la historia de la Teología para decir que, dolorosamente, sí”. Y lamentó el trato que se le da a Cristo, a su verdad, a su memoria y a sus hechos.
Sin embargo, destacó el “ansia por Cristo, que también es profundamente sentido”. “Vivimos en tiempos de una gran crisis cultural, social y espiritual donde se niega a Cristo y se le ofende como pocas veces en la historia, pero donde la nostalgia de Cristo es absoluta”, prosiguió. Para el cardenal, los insultos hacia la Iglesia proceden de gente que “esconde querer amar y ser amada”. “En la vida de nuestra sociedad está ocurriendo, desde el poder político, intelectual y cultural hasta las gentes más sencillas”, agregó, pero aseguró que, precisamente, en la gente sencilla, “es donde esa nostalgia se convierte en certeza y la ansia de encontrar en esperanza”.