Con el lema “¿Cómo se puede vivir? Un camino de la mirada”, un centenar de personas procedentes de diversas provincias andaluzas, miembros del Movimiento Comunión y Liberación, carisma nacido en los años 60 en Italia de la mano del sacerdote D. Luigi Giussani, y presentes en la Diócesis de Granada, participó en unas jornadas de convivencia y amistad durante un fin de semana en el Seminario Sierra Nevada-Hotel del Duque, en Granada, antes de iniciar el periodo estival.
Con una intensidad que no la da el tiempo, sino la experiencia correspondiente con lo que verdaderamente necesita y desea el corazón para su cumplimiento de felicidad, los miembros de este carisma se encontraron durante dos días, en los que hubo tiempo para el encuentro fraterno, la conversación, los juegos, los testimonios, el canto, las comidas fraternas, la oración comunitaria, especialmente en el momento de la mañana, y la Eucaristía diaria.
Junto a ellos estuvo nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, que compartió un tiempo con los asistentes, tras regresar de la peregrinación diocesana a Lourdes. Mons. Martínez tuvo ocasión de conversar en un clima de familia y amistad con cuantos allí se encontraba. Asimismo, nuestro Arzobispo presidió la Eucaristía en cuya homilía, entre otras cosas, subrayó que Cristo está presente y es real, y el modo de vivir está en su Iglesia. “La objetividad del acontecimiento de Cristo es nuestra esperanza”, y esa esperanza es para todos los hombres. Asimismo, Mons. Martínez señaló que el mal que nos puede suceder no es que nos sucedan cosas como accidentes, dificultades o enfermedades, sino que el mal nos sucede cuando no tenemos a Cristo.
Junto a Mons. Martínez, también estuvo acompañando al grupo de miembros en Andalucía de este movimiento el sacerdote Javier Calavia, de la Diócesis de Córdoba y responsable del Movimiento CL en Andalucía: “Un camino de la mirada está determinada por algo que sucede delante de nosotros, no por un discurso. Que sucede ahora”, señaló en referencia al lema de las jornadas.
Testimonios
Uno de los ejes vertebradores de este encuentro de fin de semana de los miembros de Comunión y Liberación en Andalucía fueron los diversos testimonios. Y es que la experiencia de la fe para que crezca ha de estar sembrada de hechos y no interpretaciones o discursos. De ahí, el lema del encuentro: “Un camino de la mirada”, porque el Señor obra a nuestro alrededor y nos habla a través de hechos y circunstancias que cambian el corazón y nuestra mirada. Un cambio que sólo puede nacer de la acción de Dios y no de nuestras propias fuerzas o voluntades.
Entre estos testimonios, está el de un matrimonio procedente de la localidad madrileña de Coslada, que testimoniaron cómo el misterio de Cristo ha llamado a la puerta de su casa a través de la enfermedad.
Mª Carmen Fernández testimonió cómo está viviendo su cáncer de mama, que se ha convertido en ocasión para afirmar “Tu gracia vale más que la vida”. En esta misma línea, se explicó su esposo Roberto de la Cruz, a raíz de dos circunstancias vinculadas con la enfermedad –la del cáncer de mama de su mujer y el inicio de esclerosis múltiple que le diagnosticaron en el año 2000- junto al reencuentro con su padre, antes de fallecer, a quien no veía desde la adolescencia por diversos motivos familiares. “El Señor desvela el significado cuando me pregunto ‘qué quieres Señor de esto que me sucede’”, hasta el punto de agradecer lo que le está sucediendo porque a través de esa circunstancia el Señor muestra su rostro.
“Nunca he sido más yo misma que cuando tú estás Señor. No hay fatiga, límite o circunstancia que impida que un acontecimiento imprevisto vuelva a suceder. En mi vida deseo vivir todo en relación con el infinito. Esta desproporción me hace darme cuenta del eco de Su voz”, explicó Mª Carmen, en su experiencia de fe madurada con motivo de su enfermedad. “En los momentos de prueba pedía al Señor que fuesen momentos de conversión. Deseaba decir sí a lo que tuviese para mí. Vi que el sí a la fe da consistencia a mi vida”, subrayó.
El encuentro concluyó con la Eucaristía celebrada al aire libre en el Hotel del Duque, donde se invitó a los participantes a hacer presente a Cristo “en nuestras periferias existenciales”, en palabras del Papa Francisco, es decir, en nuestros ambientes cotidianos de trabajo, familia… “y en nuestro propio corazón”.