CAMINEO.INFO.- Madrid/ESPAÑA.- El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, presidió una Eucaristía en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora (Av. Ramón y Cajal, 58) en sufragio de don Luigi Giussani, con motivo del sexto aniversario de su muerte y del 29º aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación, que tuvo lugar el 11 de febrero de 1982. En su homilía señaló que "vivimos en un tiempo en el que no se sabe cuál es en realidad el fin de la vida".
Partiendo de que hace 6 años falleció Juan Pablo II, que además será proclamado beato el próximo 1 de mayo, y fue elegido como sucesor de Pedro, el actual Pontifice, Benedicto XVI, el cardenal Rouco puso de manifiesto que son "dos Papas, que no sólo se suceden en el tiempo, sino en la sensibilidad espiritual y la forma pastoral de ser pastores de la Iglesia universal”. En este contexto, recordó que falleció también Luigi Giussani, fundador del movimiento Comunión y Liberación. Por ello, entre ellos hay una sintonía, dijo, “evidente”.
El cardenal recordó también que este año se celebrará en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud, que comenzó por iniciativa de Juan Pablo II en 1985 y lo continúa Benedicto XVI, quien vendrá en unos meses para presidir los actos principales de las jornadas. En este sentido, destacó que todos estos acontecimientos, nos invitan a mirar a la Iglesia “en su destino eterno”. Sin embargo, destacó que “no acostumbramos en la cultura del siglo XX a mirar al fin” y afirmó que “es una cuestión vital preguntarse por cuáles son las razones de ser que me mueven en mi vida”. “Si no lo descubrimos, nos frustraremos”, añadió y señaló que el fin del hombre es participar eternamente del amor de Dios, “meta decisiva para encontrarse cristianamente”.
Sin embargo, alertó de que “vivimos en un tiempo en el que no se sabe cuál es en realidad el fin de la vida", entre la resignación y el escepticismo y declaró que “si no nos abrimos al camino de la luz que nos abre el Señor, difícilmente andamos bien por el camino de la vida”.
“Siempre aspiramos desde la fe y el encuentro con la Iglesia a que la comunidad humana se convierta en una comunidad universal porque el bien común del hombre es para todos los pueblos, razas y naciones”, manifestó, tal y como lo puso de manifiesto hace dos años Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que tituló “Una sola familia humana”.
Concluyó recordando la figura de Giussani, “quien vivía la fe como un encuentro con el Señor”, lejos de lo que ocurre desde el siglo XIX: la negación de Dios y la reducción de la vida al puro materialismo. “Este año la JMJ está centrada plenamente en el misterio de Cristo”, declaró.