CAMINEO.INFO.- Más de 2.500 fieles han abarrotado este viernes por la tarde la catedral de Santa María la Real de la Almudena para despedir a monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei fallecido en la reciente fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. «Tuve la gracia de conocerlo y contar con su cercanía y amistad. Puedo decir que siempre sentí la experiencia de su
paternidad», ha señalado en su
homilía el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro; para luego recordar que «la última vez» que estuvo con el
padre –como se le conocía «familiarmente»– fue hace menos de un mes, en la comida posterior al Consistorio en el que fue creado cardenal. «Sus palabras finales en las despedidas eran siempre: "Cuenta con mi oración, rezo por ti y por tu ministerio"», ha aseverado.
Como ha subrayado el purpurado, una Misa exequial es para «orar y ofrecerla por quien hacemos memoria, en este caso por D. Javier», para «ver el misterio de nuestra vida a la luz de quien para nosotros es el Camino, la Verdad y la Vida, esa luz que nos llega en la Eucaristía, participando de la Luz y la Vida que nos vienen de la muerte y resurrección de Cristo». «Jesús revolucionó el sentido de la muerte», ha asegurado. «Enseñemos con la sabiduría de Dios, para brillar en medio de la muerte por toda la eternidad», porque «ocuparse de los hombres, darles y acercarles la vida eterna, que es la que nos trae Jesucristo, despertar al ser humano de su letargo para que descubra lo verdaderamente importante en la vida, es la gran tarea a la que el Señor nos invita».
Al mismo tiempo, el cardenal Osoro ha pedido a los presentes que se dejen «conducir por el Espíritu de Dios», para percibir su verdadera identidad: «ser hijos de Dios y por ello hermanos de todos los hombres». «No se nos ha dado esclavitud, sino libertad y amor. No se nos ha dado dispersión, eliminación o descarte, sino un Espíritu que nos hace sentirnos hijos y por ello llamamos a Dios Padre y, a quienes nos rodean, hermanos. ¡Qué vida más llena y más plena cuando vivimos con esta tarea entre manos! Nada más y nada menos que haciendo posible que esta humanidad sea una gran familia de hombres y mujeres libres. De habitantes de este mundo que nos sabemos comprometidos con la herencia que Dios mismo nos ha dado: sufrimos con Él, pero sabemos que somos también glorificados con Él», ha explicado.
Hay que dar gracias por ello, según ha detallado el arzobispo de Madrid, entendiendo que la acción de gracias «es toda una manera de vivir y de comportarse» que comienza precisamente por «ser sencillo y hacerse pequeño». Porque, para «poner la vida vida en manos de Dios», es necesario «saber y vivir con toda su profundidad que todo nos lo ha dado Dios y que nos lo ha manifestado a través de su Hijo». «Gracias Señor por acercar a nuestras vidas personas sencillas, alegres, que se fían de Dios y que, por ello, se fían de los hombres, que crean confianza y dan cercanía. Junto a ellas experimentamos la necesidad de ir al Señor siempre para sentir ese alivio que nos hace y construye y eliminar de nuestro lado cansancios y agobios», ha concluido.
Telegrama del Papa
Al principio de la Eucaristía se ha leído, además, el telegrama enviado por el Papa Francisco al vicario auxiliar del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz Braña: «Apenas recibida la triste noticia del inesperado fallecimiento de monseñor Javier Echevarría Rodríguez, obispo prelado del Opus Dei, deseo hacerle llegar a usted y a todos los miembros de esa Prelatura mi más sentido pésame, al mismo tiempo que me uno a vuestra acción de gracias a Dios por su paternal y generoso testimonio de vida sacerdotal y episcopal, a ejemplo de San Josemaría Escrivá y del Beato Álvaro del Portillo, a quienes sucedió al frente de toda esa familia, entregó su vida en un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas. Elevo al Señor un ferviente sufragio por este fiel servidor suyo para que lo acoja en su gozo eterno y lo encomiendo con afecto a la protección de nuestra Madre, la Virgen de Guadalupe, en cuya fiesta entregó su alma a Dios. Con estos sentimientos, y como signo de fe y de esperanza en Cristo».
Junto al arzobispo de Madrid han concelebrado el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo; el arzobispo castrense, monseñor Juan del Río; el obispo emérito de Ciudad Real, monseñor Antonio Algora; el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino; el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini; el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo; el vicario regional del Opus Dei en España, Ramón Herrando, y los vicarios de Madrid, así como cerca de un centenar de presbíteros.
Como cierre, todos han vuelto la mirada hacia el altar de Santa María la Real de la Almudena, «a quien tanto quería» monseñor Echevarría como madrileño, para cantar su himno.