Daniel Oliva y Gema Martínez son un matrimonio malagueño, de la
parroquia de San Patricio, en misión desde hace 13 años en un barrio a
las afueras de la capital de Dinamarca, donde el 80 por ciento de la
población es musulmana. Junto a sus 14 hijos, tratan de hacer presente
el Evangelio con su testimonio y con su labor evangelizadora como
catequistas de niños, adultos y parejas jóvenes. Este mes de julio pasan
sus vacaciones en Málaga donde continúan evangelizando «cuando nos
encontramos algún danés por aquí y nos pregunta que cómo es que nuestros
hijos hablan su idioma, aprovechamos para explicarles lo que hacemos y
por supuesto para hablarles del amor de Dios», afirman.
¿Como se plantea el verano una familia como la suya?
Este año tenemos cuatro semanas de vacaciones, y la verdad es que no
tenemos nada planeado, dejamos que el Señor nos sorprenda. Eso sí,
intentamos pasar el máximo tiempo posible con la familia y nuestra
comunidad, ya que los abuelos son mayores y no sabemos el tiempo que los
tendremos con nosotros. Tambien algunos de nuestros hijos harán una
peregrinación con la parroquia
¿Dejan de ser misioneros en sus vacaciones o siempre se evangeliza?
Dios no se toma vacaciones. Hace trece años, cuando el obispo Don
Jesús nos envió a la misión, nos dijo que seriamos misioneros para toda
la vida. Aunque nuestra misión la hacemos en Dinamarca, España esta cada
vez mas descristianizada. Siempre les decimos a nuestros hijos que
deben ser una luz, también aquí, aunque somos conscientes de que no es
fácil para ellos. Pero vemos cómo Dios nos ayuda cada día, ya que mucha
gente se plantea y nos pregunta cómo es eso de ser misioneros con tantos
hijos.
Cuando se encuentran con daneses de vacaciones en Málaga, ¿qué les dicen?
La verdad es que no solemos encontrarnos con muchos, ya que las
vacaciones las pasamos en Huelin, pero sí es verdad que alguna vez hemos
coincidido con alguno y, como nuestros hijos entre ellos se hablan
muchas veces en danés, nos preguntan cómo es que hablamos en su idioma, a
lo que aprovechamos para explicarles lo que hacemos en Dinamarca, el
porqué y, por supuesto, aprovechamos para hablarles del amor que Dios
tiene con nuestra familia y cómo el tener una familia tan grande no es
impedimento para ser feliz a pesar de la precariedad.
¿Cómo viven los niños volver a sus orígenes?
Ellos lo viven de forma muy diferente por las edades. Tenemos hijos
desde 21 años hasta los 5 meses, pero todos con mucha alegría. Aunque
para los mas pequeños la alegría es por encontrarse con sus primos y
abuelos, mientras que para los mayores lo es por encontrarse con sus
respectivas comunidades llenas de jóvenes, ya que la realidad católica
en Dinamarca es muy pequeña. A nosotros nos sostiene nuestra comunidad a
través de la oración y consideramos que es la parroquia entera la que
está en misión. Por eso es importante encontrarnos con ellos al menos
una vez al año.
¿Se les hace dura la vuelta?
La vuelta siempre es difícil, porque todos tenemos que cortar ese
cordón umbilical que tenemos con la familia y nuestra parroquia, pero
somos consciente de que la voluntad de Dios es que volvamos a la misión
después del verano. El Espíritu Santo nos hace volver cada año con
alegría siendo conscientes del don tan grande que Dios nos ha dado, el
poder ser testigos de su amor en otro país.
Como anécdota decirte que cada año les preguntamos a nuestros hijos
si quieren volver a la misión o quedarse en Málaga. La respuesta es
siempre la misma: volverse a la misión, pero con la condición de pasar
las vacaciones de verano en Málaga. Es muy importante para ellos tener
ese contacto con Málaga, aunque cada vez es mas difícil porque somos más
y los viajes son más caros, pero Dios siempre nos sorprende con su
generosidad.
¿Cómo cambia su vida de fe en verano?
Como he dicho antes, Dios no se toma vacaciones; por tanto,
intentamos que cambie lo mínimo posible. Participamos en nuestra
parroquia y comunidad, seguimos rezando los domingos con nuestros hijos
por la mañana, aunque para no exasperar a los mayores que quieren salir a
la playa con sus amigos, lo hacemos de forma más breve. Nuestra casa
esta siempre abierta para acoger a todo aquel que lo necesite,
prácticamente nunca estamos solos, siempre hay alguno que necesita ser
escuchado.
¿Qué actividad pastoral les espera a su regreso?
Contestar a esta pregunta de forma breve es muy difícil. Lo primero
es explicar que nuestra actividad pastoral se desarrolla en un barrio a
las afueras de Copenhague donde no existe presencia de una parroquia
católica y donde el 80% de las personas son musulmanas. En este
ambiente, tenemos un local que ejerce como parroquia a pesar de no
serlo. En este barrio hacemos una misión evangelizadora en la plaza del
barrio donde rezamos, cantamos y contamos cómo el Señor nos quiere a
pesar de nuestros pecados. Al no existir una parroquia en muchos
kilómetros, es en nuestra sala donde celebramos la Eucaristía, se dan
catequesis tanto para niños como para adultos... En definitiva actuamos
como una pequeña parroquia además de anunciar el Kerigma por las
casas. Aparte, nuestra misión como matrimonio es la ayudar a los
presbíteros cuando preparan a parejas católicas que quieren contraer
matrimonio mostrándoles como es posible estar abiertos a la vida.
También ayudamos al seminario de Copenhague cuando lo necesitan.
Lo mas importante es hacer una pastoral evangelizadora con nuestra
propia vida en un país donde la familia cristiana esta completamente
destruida.