Galilea, Israel.- En un encuentro en el que participaron más de 8 mil personas del Camino
Neocatecumenal de Estados Unidos, muchos de ellos hispanos, cientos de
jóvenes y familias ofrecieron sus vidas a Dios para iniciar un camino al
sacerdocio, la vida religiosa y la misión evangelizadora.
Según indica una nota del Camino Neocatecumenal, en el evento realizado
en el Domus Galilaeae, la sede del movimiento en Tierra Santa en el
Monte de las Bienaventuranzas, fueron en total 250 varones los que expresaron su deseo de ser sacerdotes, 300 mujeres las que manifestaron querer ser religiosas y 200 familias las que dijeron estar dispuestas a ser enviadas en misión a cualquier parte del mundo.
El evento vocacional, realizado el 19 de julio y presidido por el
Patriarca Latino de Jerusalén, el Arzobispo Píerbattista Pizzaballa,
también sirvió para recordar los seis años de la partida de Carmen
Hernández, coiniciadora del Camino Neocatecumenal.
El P. Armando Medina, vicerrector del Domus Galilaeae, dijo a EWTN Noticias que “estos chicos traen la presencia, el testimonio a través de la fe, de la alegría, de la paz”.
“Dios quiere hacer muchos milagros en nosotros, en nuestros jóvenes y
familias, por eso estamos contentos de esta obra y de poder acoger a
estos chicos en Tierra Santa”, aseguró.
Para una joven colombiana participantes del evento, lo sucedido fue “algo muy especial y muy grande porque podemos ver reflejado el amor de Dios en tantas nacionalidades reunidas aquí, todas reunidas para celebrar el mismo objetivo”.
Otro joven comentó que está en Tierra Santa desde el 7 de julio y que
“ha sido una experiencia loca, también con cosas malas, pero con las
gracia de Dios he podido ver finalmente que todo ha sido bueno para mí”.
Los jóvenes, divididos en grupos, también han podido compartir su fe en
Egipto, Jordania, Israel y Palestina. Muchos, indica la nota del Camino
Neocatecumenal, son hijos de los 2.500 miembros del movimiento que
acompañaron a San Juan Pablo II en Tierra Santa en el año 2000.
Decirle sí a Jesús
En sus palabras a los participantes, el Patriarca resaltó que “cuando el
amor a Jesús es fuerte en nosotros, podemos entender el significado de
ser pobre de corazón, manso, de sufrir persecución. Y podemos ver la
persecución no como un objetivo de la vida, sino como una forma de decirle sí a Jesús”.
El Arzobispo alertó luego a los jóvenes y a las familias sobre el riesgo
que conlleva seguir a Jesús y tratar de complacer al mundo.
“El mundo nunca entenderá este lenguaje de la fe. Tenemos que amar al mundo pero no aceptar su mentalidad. Solo podemos cambiar lo que amamos y el amor cambia las cosas”, aseguró.
Tras expresar su alegría por el encuentro multitudinario, el primero que
se realiza tras el levantamiento de las restricciones del covid, el
Prelado italiano comentó que en estos días “he recibido hermosos ecos de
nuestras parroquias, comunidades, de los santos lugares, donde han
visto ríos de jóvenes visitando y compartiendo, escuchando, todo un poco
loco, para luego estar bajo este sol también tenemos que estar algo
locos”.
“¡Porque para seguir a Jesús necesitamos algo de locura, así que bienvenidos al club!”, dijo el Patriarca.
Al concluir el evento, el Arzobispo bendijo especialmente a quienes han decidido ofrecer sus vidas a Dios.
En el caso de los jóvenes seguirán ahora un tiempo de discernimiento en
sus parroquias para ver si luego podrían ingresar a un seminario, un
convento o ser enviados como misioneros.