Quizás a muchos les siga pareciendo extraño que haya personas que deciden dejarlo todo y dar un giro de 180 grados a sus vidas. Los misioneros continúan al pie de cañón por todo el mundo, muchos de ellos en lugares inhóspitos.
Hay
religiosas, religiosos, sacerdotes, laicos… y familias al completo. El
pasado lunes 27 de junio el Papa Francisco mantuvo un encuentro con
miles de familias misioneras del Camino Neocatecumenal. En
concreto, 430 familias recibieron del Santo Padre la bendición y fueron
enviados a destinos tan dispares como Rusia, Japón, China, Laos en
Vietnam, Argentina, Gabón, Tailandia, Rusia, Kazjistán, Papúa Nueva
Guinea o Irlanda. Un encuentro en el que el Pontífice elogió su valentía
y les animó a predicar la Buena Noticia.
Un encuentro en el participó el equipo internacional del Camino Neocatecumenal, los españoles Kiko Argüello y Ascensión Romero, y el sacerdote italiano Mario Pezzi.
Un momento "muy intenso"
Una de esas familias es la de Carmen Velasco Tejada y Juan Gómez-Carpintero García,
viven en Madrid y tienen 3 hijos: Sofía, de cinco años, Samuel de un
año y está embarazada del tercero. Además, como ellos dicen, “tenemos un
cuarto en el cielo, Juan, que falleció en la semana 32 del embarazo”.
Pocos días después de regresar a Madrid desde Roma, tras vivir el
encuentro con el Papa en el Aula Pablo VI y participar de una
convivencia internacional de familias en la localidad italiana de Porto
San Giorgio, han contado sus impresiones al programa ‘Ecclesia’ de
TRECE.
“Fue un momento intenso, emotivo; es un honor poder
estar con el Papa y que sea él al final el garante de esta misión que
Dios nos encomienda y que nosotros vivimos a través del Camino
Neocatecumenal, pero que es parte de la Iglesia, y es también lo que nos
dijo el Papa”.
"Sentimos esa llamada"
Carmen
y Juan han sido destinados a Serbia, “en un pueblo al sur de Belgrado,
al este del país”. En el programa de TRECE, Juan ha confesado que “es
difícil muchas veces… y uno piensa si está cometiendo una locura al
dejar todos los beneficios y las ventajas que tiene vivir en España con
la comodidad que tenemos, con buenos trabajos, una buen posición”.
“Genera
miedo, pero también estamos tranquilos y confiados” porque con el
encuentro con el Papa “sentimos que esa llamada y vocación que hemos
sentido está ratificada por la Iglesia y con Pedro”, ha expresado Juan. “Sabemos
que todo lo que nos dice el Señor al final se cumple, y con creces, así
que estamos contentos de ser enviados a cualquier parte del mundo y en
este caso a serbia”.
Preguntados por la reacción de su
familia a que hagan las maletas y partan a la misión, Juan ha asegurado
que “están contentos porque nos ha tocado dentro de la Unión europea y
podía haber sido cualquier otro lugar”. “Tenemos la suerte de
haber crecido en una familia del Camino, en el sentido de que es una
familia católica y conocen esta realidad de la misión”, así que “en lo
humano no muy contentos o un poco tristes, pero en el fondo con esa
esperanza e ilusión con la que partimos nosotros”.
Eso
sí, antes de partir a Serbia tienen que arreglar y poner en orden una
serie de asuntos, como señala Carmen. “Tenemos que mirar el tema de
visados y hacer algunas gestiones y al estar embarazada seguramente lo
que marque más nuestra partida será eso. Igualmente queremos
hacer una visita antes a Serbia. Posiblemente a finales de agosto
vayamos para conocer la misión e irnos vinculando ya a ella”.