Dice el dominicano Benjamín Alexander Moreno que siempre supo que su
vocación era evangelizar. «Sobre todo en aquellos lugares en los que hay
más carencia de fe cristiana», admite. Así se lo inculcaron sus padres,
miembros del camino neocatecumenal y misioneros. Lo mismo ocurrió con
sus hermanos, uno seminarista en Australia y el otro presbítero en Santo
Domingo. Benjamín sigue sus pasos ya que este sábado se ordenó como
sacerdote en la
Diócesis de Ourense.
Tiene 29 años y su formación eclesiástica comenzó en República
Dominicana, recién terminado el Bachillerato. «Fui a un encuentro
vocacional y sentí en mis adentros cómo el señor me llamaba a dar mi
vida por el evangelio», recuerda. Estudió tres años allí y luego le
destinaron a Ourense como misionero, una faceta que compagina con la de
servir a la diócesis y en la que le encantaría seguir trabajando. Por
eso se formó en el Seminario Redemptoris Mater de Beiro. «Somos de
distintas partes del mundo y evangelizamos donde haya necesidad»,
explica. En la ordenación estuvo arropado por su familia dominicana y no
faltó su hermano que estudia en Australia.
Junto a Benjamín se ordenó Miguel Rodríguez. A él también lo acompañaron
para la ocasión todos sus seres queridos. Tiene 28 años y es de Coles.
El suyo ha sido un proceso de fe progresivo para llegar hasta aquí.
«Colaboraba con la parroquia asiduamente hasta que di el paso de entrar
en el seminario. Quería probar si mi verdadera vocación era cristiana»,
confiesa. Lo hizo cuando tenía 21, justo al terminar el ciclo de
Integración Social. Confirmó que así era y este sábado disfrutó, entre
nervios y emoción, de su ordenación como sacerdote. «Siento mucha
felicidad porque estoy confirmando lo que ya creía. Dios es quien llama y
nosotros le respondemos, así que aquí estoy», concluye.
La iglesia del Seminario Mayor se llenó de júbilo en una ceremonia que
duró más de dos horas y en la que el obispo de Ourense, Leonardo Lemos,
también ordenó a un nuevo diácono, Mauro Puga. Es de Arnoia y tiene 44
años. Su camino en la fe comenzó cuando era un adolescente. «Estuve un
tiempo en la vida religiosa y luego la dejé», admite. Mauro trabajó de
camarero y de cuidador en una residencia de mayores en este tiempo y
confiesa que hubo algo que le hizo volver a la iglesia. «El Señor habla
siempre por medio de segundas causas. A través de distintas situaciones y
personas yo comprendí que tenía que volver», cuenta. «Ya de adulto me
fui integrando de nuevo en las actividades parroquiales y decidí entrar
en el seminario», continúa. Ahora ya es un diácono más, que espera
convertirse en sacerdote en un año.
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/ourense/ourense/2022/06/05/nuevos-curas-ourense-dios-llama-respondemos/0003_202206O5C4993.htm