La Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, centro católico que cuenta con más de 8.000 alumnos, ha decidido investir como Doctores Honoris Causa al coiniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, y al gran rabino David Rosen. Tal y como informa esta institución el acto se celebrará el próximo 25 de octubre a las 19.00.
Este será el cuarto doctorado honoris causa que recibirá Argüello, responsable internacional de uno de las realidades eclesiales más dinámicas e importantes actualmente en la Iglesia Católica.
En 2009, lo recibió por el Pontificio Instituto Juan Pablo II por la contribución del Camino Neocatecumenal en la defensa de la familia cristiana. En 2013, junto a Carmen Hernández fue investido Doctor Honoris Causa en Teología por la Universidad Católica de América, en Estados Unidos. Pocos días después lo eran en la Universidad Católica de Lublin, en Polonia.
A sus 82 años, y tras haber pasado el Covid, lo que le obligó a ser hospitalizado, este reconocimiento de la Universidad Francisco de Vitoria viene a avalar en su persona el importante papel del Camino Neocatecumenal en el acercamiento entre la Iglesia Católica y el judaísmo.
El rabino David Rosen saluda a Benedicto XVI
Precisamente, uno de los grandes interlocutores de Argüello con el ámbito judío ha sido David Rosen, con quien ha compartido numerosos eventos y hasta convivencias con rabinos y cardenales. Actualmente es el director internacional de la AJC (American Jewish Committee) para Asuntos Interreligiosos
y su Instituto Heilbrunn para el Entendimiento Interreligioso
Internacional. En el pasado fue gran rabino de Irlanda y rabino mayor de
la mayor congregación judía ortodoxa de Sudáfrica.
El Camino Neocatecumenal y las fuentes judías
El Camino Neocatecumenal ha tenido desde su nacimiento una gran sensibilidad con las raíces judías en la que se sustenta el cristianismo.
Ha bebido mucho de estas fuentes y a partir de ahí se ha ido forjando
esta cercanía con el pueblo judío que ha servido de punta de lanza en el
acercamiento de la Iglesia Católica con el judaísmo durante las últimas
décadas.
Un papel de primer orden en este ámbito lo ha tenido la Domus Galilea, la casa que esta realidad eclesial tiene al pie del lago de Tiberiades. Allí desde que San Juan Pablo II la visitase en el año 2000 cuando todavía estaba sin concluir no sólo han pasado numerosos grupos católicos sino además miles de judíos que han podido ver los elementos compartidos entre cristianos y judíos, derribando así muros del pasado, incomprensiones y malentendidos.
El reto de unir a obispos y rabinos
En la misma Domus Galilea se han llegado a celebrar convivencias internacionales ideadas por Kiko, Carmen y el padre Mario entre cardenales, obispos y sacerdotes, con rabinos y representantes judíos de todas las corrientes,
desde las más liberales a las más ortodoxas. Aquí el papel del rabino
Rosen ha sido fundamental para lograr que muchos rabinos judíos
decidieran dar un paso y participar en esta convivencia en una casa
católica.
El primero de ellos se celebró en 2015 y por parte de la Iglesia Católica participaron 20 obispos y 7 cardenales (Pell, Rylko, Toppo, Schönborn, Cordes, Yeom Soo-jung y Romeo). Por su parte, hasta 120 rabinos estuvieron presentes en la Domus.
Convivencia en la Domus Galilea entre obispos, cardenales y
rabinos judíos. En la imagen, en la parte de la derecha se encuentra el
cardenal Pell y en la fila superior David Rosen, rabino que será
investido doctor honoris causa junto a Kiko
En un comunicado, los rabinos judíos expresaron al finalizar aquella convivencia de cuatro días:
“Hemos quedado impresionados de cómo, en el Camino
Neocatecumenal, se está transmitiendo la fe a los hijos, las familias se
reconstruyen y los fieles llegan al conocimiento de las Escrituras y a
las raíces del cristianismo: de todo esto ha nacido un gran respeto y
amor por el pueblo hebreo.
»El homenaje sinfónico y de oración, compuesta por Kiko Argüello,
que recuerda la tragedia de la Shoah, nos ha ayudado a meditar sobre el
sufrimiento de los inocentes, que hoy continua también entre los
cristianos en algunos países de África y de Oriente Medio.
»Hemos expresado nuestro común empeño por la presencia de Dios en
el mundo y en nuestro común deseo de trabajar en el tikkun olam, en
reparar el mundo, para toda la humanidad, incluyendo la creciente
preocupación por el sufrimiento de los pobres, un respeto aún mayor por
la creación y por el refuerzo de la familia.
»Reflexionando sobre Nostra Aetate y el enorme cambio que ha
promovido, se han evidenciado grandes oportunidades y desafíos. En
cualquier caso, se ha dado un inmenso cambio de los prejuicios y las
divisiones del pasado y este evento hace presagiar una nueva primavera
de amor entre el Hebraísmo y el Cristianismo”.
El sufrimiento de los inocentes
Precisamente, en este comunicado hacían mención a otra aportación de
Kiko Argüello hacia el pueblo judío, en este caso el sufrimiento que
padeció con la Shoah. Lo hizo a través de la sinfonía llamada “El sufrimiento de los inocentes”.
Ésta ha sido interpretada por un grupo de músicos del Camino
Neocatecumenal en algunos de los auditorios más importantes del mundo,
donde en cada uno había una importante presencia de judíos. Pero también
lo ha sido en el Vaticano e incluso en el campo de concentración de
Auschwitz.
Allí, frente a uno de los símbolos del horror en el siglo XX estuvieron 12.000 personas
escuchando esta sinfonía. Seis cardenales, más de cincuenta obispos y
decenas de rabinos escucharon este grito de los inocentes, donde también
se contó con la oración El Ma’ale Rahamim, cantada por el rabino Chaim Adler, cantor de la Gran Sinagoga de Jerusalén, en la que se reza por las almas de todos los asesinados a causa de la persecución al pueblo hebreo.
En la explicación de esta obra Kiko Argüello afirmaba: “Vemos a la
Virgen María sometida al escándalo del sufrimiento de los inocentes en
su carne y en la de su Hijo. ¡Ay, que dolor!, canta una voz mientras una espada atraviesa su alma”.
“Qué misterio el sufrimiento de tantos inocentes que cargan con el pecado de otros:
incesto, violencias inauditas, aquella fila de mujeres y niños hacia la
cámara de gas y el dolor profundo de uno de los guardianes que dentro
de su corazón sentía una voz: `entra en la fila y ve con ellos a la
muerte´ y no sabía de donde le venía”, explicaba el compositor.
“Dicen que después del horror de Auschwitz ya no se puede creer en
Dios, pero no es verdad, porque Dios se ha hecho hombre para cargar Él
con el sufrimiento de tantos inocentes. Él es el inocente total, el Cordero llevado al matadero sin abrir la boca, el que carga con los pecados de todos”.