Es la segunda de siete hermanos y vive su fe en el Camino Neocatecumenal
desde hace 19 años. La inquietud por la misión evangelizadora y llevar a
los demás el testimonio de Jesús vivo y resucitado le llegó a partir
del sufrimiento, "tras una etapa de conflicto interior", según afirma ella misma, en la que sintió "la necesidad de acompañar en el sufrimiento a quienes se sienten solos por no conocer el amor de Jesús". Buscando respuestas a esta inquietud, hizo un voluntariado en Calcuta junto a las Hermanas de la Caridad, y allí, asegura, "se me concedió como gracia, compartir el amor que yo he recibido de Dios".
Llegó la pandemia y el confinamiento que María vivió como "tiempo de gracia que me sirvió para escrutar la palabra de Dios".
Dedicó el confinamiento a vivir en total plenitud la Eucaristía
(online) y a incrementar el tiempo dedicado a la oración lo que
contribuyó a su discernimiento sintiendo una "llamada muy fuerte a dedicar mi vida a la misión evangelizadora".
Tras un periodo de tres meses en Mombassa (Kenia) donde se entregó a
las necesidades de la Iglesia y del Señor colaborando con una comunidad
de esta ciudad, ocupada principalmente, por los musulmanes Mijikenda y
la población swahili, puso en conocimiento de su párroco, Manuel
Agorreta, la voluntad de servir a la Iglesia, al Señor y a su comunidad,
en misión.
El pasado sábado, en el transcurso de la celebración Eucarística,
presidida por el Obispo, se oficializó el envío a misión de María
Planelles, que va destinada a dos parroquias de Arusha (Tanzania). Durante la homilía, D. Casimiro, puso en valor "el Sí de María" desde su pertenencia a la comunidad y a la Iglesia que es a quien representa en esta misión que, tal como afirma María "no es fácil"
por el fuerte arraigo de los nativos a la «tribu», cuya cultura y
tradición es tan fuerte, que influye en su camino de fe en Dios. María
se encuentra ultimando la documentación necesaria para, en una semana,
desplazarse a su destino y cumplir con la voluntad del Señor, "allí donde Él me necesita".