Aunque en Madrid haya realidades sociales que puedan pasar inadvertidas, el barrio Pan Bendito existe y sigue existiendo.
Es un Carabanchel en el que la mitad de la población es de etnia gitana
y en la que cada vez más se suman personas y familias procedentes de
Hispanoamérica.
La feligresía de la parroquia se va haciendo
mayor y el cambio general se complica por el constante movimiento de las
personas. Y ahí, en medio del barrio, con unas instalaciones sencillas y
dignas, con una tradición de presencia eficaz, está la
parroquia de San Benito Abad, (calle de Besolla, 7), una parroquia de
impronta salesiana. No en vano los Salesianos estuvieron allí
oficialmente al cargo de la parroquia durante 35 años. Ahora siguen
ayudando estrechamente en la formación de los más jóvenes con otras
congregaciones y asociaciones religiosas. De hecho, la Plataforma Social
Panbendito es una entidad salesiana, perteneciente a la Federación
Pinardi, que desarrolla su actividad social en el popular barrio de
Madrid del mismo nombre. En octubre de 2008 se unieron la Asociación
Panbendito con la Asociación Promoción de Panbendito.
El
párroco de San Benito Abad es Pedro Manuel Arcas Valero y está
acompañado por José Antonio Pichardo García. Pedro Manuel, un hombre que
tiene los pies en la tierra, destaca la dimensión social de la parroquia,
pero también «el hecho de que la Iglesia permanezca en ese barrio con
la sola presencia es un testimonio de vida que dignifica la vida». La
parroquia es una comunidad de comunidades, y esa comunión entre las
distintas realidades que hacen posible la parroquia es la que se ha
convertido en un lugar de referencia en el barrio.
De entre
las comunidades que hay en la parroquia podemos destacar una Comunidad
del Camino Neocatecumenal, que ayuda en las más diversa tareas, y la que
se ha denominado Comunidad de Base de Aluche, que nació en los años setenta
y ha estado presente en el barrio con un fuerte compromiso por
dignificar la vida en la zona. También está la comunidad de
espiritualidad salesiana, las Hermanas Carmelitas de la Caridad y un
grupo que profundiza en la fe de neta experiencia parroquial. El milagro
del día a día en San Benito Abad no podría ser posible sin la comunión
entre los distintos grupos, que es una exigencia de respuesta de fe ante
la dureza de la realidad que les rodea.
En este momento, la
situación de Cáritas de la parroquia es límite en cuanto a las
necesidades que se han multiplicado a partir de la pandemia. Con la
ayuda de Cáritas Vicaría están intentado dar una respuesta a cada una de
esas demandas. Literalmente se podría decir que la Cáritas parroquial
está desbordada, «hacemos lo que podemos», dice el párroco. «Y si
tuviéramos más posibilidades económicas, más haríamos». Desde la
respuesta a las situaciones de desahucio, el impago de alquileres, la
ayuda escolar, los alimentos para los niños... Con la pandemia las necesidades se multiplicaron por tres.
En los salones parroquiales, que se comparten con quienes en el barrio
también trabajan en los procesos de dignificación de las personas, está
la Asociación de la Unión Romaní. Es estrecha la colaboración de la
parroquia con diversas Asociaciones del barrio.
En estos
calurosos días de julio se está celebrando un campamento urbano. El
bullicio de los niños y las niñas llena el entorno de un templo que se
caracteriza por el colorido de las vidrieras, materiales sencillos,
amplio espacio celebrativo para una religiosidad popular que está
arraigada en la naturaleza de la feligresía. Unas
señoras mayores, de etnia gitana, contemplan cómo pasa la vida con una
mirada nostálgica de historias no pocas de ellas inconfesables. El día
está gris, solo las puertas abiertas de la parroquia, y el movimiento en
torno a ella de los más pequeños, convierten al barrio en una puerta
abierta a la esperanza.
https://www.abc.es/espana/madrid/abci-parroquia-san-benito-abad-milagro-diario-pan-bendito-202107170006_noticia.html