La
actualidad manda pero no quisiera centrar esta radiografía de Santa
María del Camino-Nuestra Señora de la Palabra, una denominación que aúna
los nombres de dos parroquias erigidas canónicamente en una sola, con
la noticia de que el vicario parroquial de esta comunidad, Pablo Pérez
Ayala, es el hermano del sacerdote fallecido por la explosión en La Paloma,
el P. Rubén. Que Dios le haya abrazado en su gloria, a quien yo
recuerdo por las dominicales misas de 13 en La Paloma. Lo digo porque en
la ágil y actualizada web de Santa María del Camino-Nuestra Señora de
la Palabra, Encomienda de Palacios, 334, se pueden ver, en la sección de
noticias, dos vídeos testimonio de Pablo Pérez Ayala que quitan el
hipo.
La parroquia, protegida y salvaguardada por una amplia
entrada, y por un jardín que ha sufrido los efectos devastadores de la
adversa climatología filoménica –de hecho hay árboles señalados con una
cruz que anuncia sentencia de derribo, o tratamiento de sanación–, está
ligada a la primera visita de Juan Pablo II a España. Fue el papa santo
quien bendijo en la plaza de Colón la primera piedra de este templo,
que inauguró el cardenal Vicente Enrique y Tarancón en marzo de 1983.
Habían tardado solo un año en su construcción. La arquitectura interior
es espaciosa y clara, y la reforma del presbiterio, con las pinturas
murales, le da un aire de frescura, colorido, todo muy colorido. Por
cierto que en la zona ajardinada de la entrada hay una preciosa imagen
de Santa María del Camino, que también podía ser Nuestra señora de la
Palabra y de la ternura.
El
párroco de esta comunidad es el sacerdote Augusto César da Silva y
lleva nueve años. Los sacerdotes atienden también a una comunidad de
Hijas de la Caridad y a otra de las religiosas Hijas de la Caridad del
cardenal Sancha. En el territorio de la parroquia está uno de los más
importantes complejos residenciales de asistencia de Cáritas diocesana.
Esta
parroquia está ubicada en el barrio de Pavones, en Moratalaz. Es vecina
de un conjunto de casas en las que se alojaron quienes provenían de las
viviendas que fueron desalojadas por la construcción de la M-30. A
partir de los años setenta, la zona sufrió el azote de la drogas, que
suele ir acompañado de otras pobrezas. Hoy, junto a las personas mayores
que hicieron posible esta comunidad, se han sumado familias de América
Latina, familias de etnia gitana y de países árabes. Cerca de la
parroquia está el mayor templo mormón de España y eso también supone un
reto.
Cáritas es uno de los pilares de la parroquia. Si antes de
la pandemia se atendía a 60 familias con alimentos, donados por la Cruz
Roja y por los feligreses y benefactores, ahora la demanda se ha incrementado un 40 por ciento.
Es cosa de hacer números y multiplicar y sumar y pensar en esa caridad
que también llega a otras necesidades, como el material escolar de los
niños, el pago de la luz y servicios básicos, o los alquileres ante
situaciones crónicas de pobreza en las que lo elemental de la dignidad
de la persona está amenazado.
Ambiente familiar
La
parroquia, tanto antes de la pandemia como ahora, mantiene altos
índices de asistencia al culto dominical. Se podría decir que el eje de
la presencia misionera radica en la actividad evangelizadora de los
miembros del Camino Neocatecumenal que trabajan en la parroquia,
procedentes de la 5ª Comunidad de La Paloma, como el grupo de fieles que
se está formando, una veintena de personas que están haciendo el
Camino, por cierto una denominación muy en la raíz del cristianismo histórico.
Lo
más destacable sería el ambiente de familia que se vive en una
parroquia acogedora, que hace una propuesta explícita de encuentro con
Jesucristo y que mantiene esa tensión del anuncio de la Palabra, de lo
esencial del Evangelio para la vida de los fieles. En un barrio en el
que la gente no se extraña de que los miembros del Camino ofrezcan su
testimonio en la plaza pública, a la salida del metro de Pavones,
delante de las puertas del macrosupermercado de la zona. Una parroquia,
por tanto, en misión permanente.