Se ha clausurado el II Congreso Humanitate que se ha celebrado en Madrid los días 17 y 18 de Abril.

Han participado en él nada menos que 88 Instituciones, entre órdenes religiosas, Casas Sacerdotales, Obispados, Congregaciones, Institutos seculares y Sociedades de vida apostólica, aparte de otras Fundaciones religiosas, Asociaciones y miembros.

La primera ponencia versó sobre la “Situación médico-legal en España sobre los cuidados al final de la vida”. El ubicar esta ponencia como apertura del Congreso no fue casual. Se pretendía que fuese el envoltorio donde encajase el resto del mismo. D. Carlos Fornes nos mostró la regulación y protección del ejercicio de los derechos de las personas adecuada a una atención sanitaria; nos indicó los deberes de los profesionales sanitarios y reiteró la necesidad de definir las garantías que las Instituciones Sanitarias están obligadas a ofrecer.

La ética del cuidado requiere de una visión holística y, evidentemente, va ligada a la dignidad del ser humano. D. Francesc Torralba quiso hacer hincapié en ello y profundizar en que la sensibilidad ética parece ir ligada estrechamente a la práctica del cuidado. Es bueno mostrar que la ética, desde siempre, se ha vinculado al cuidado de personas, al buen trato y a la ayuda mutua y que esta capacidad no es particular de unos u otros, sino una disposición que está en la naturaleza humana.

El Dr. Jacinto Bátiz se ha encargado de recordarnos la necesidad actual de la atención médica al final de la vida pero, al mismo tiempo,  a que no sólo se contemple este tipo de atención desde esa óptica sino también abogar por “trabajar intensamente para que ésta sea un verdadero derecho del enfermo y no un privilegio”. 

En la mesa redonda se nos dio luz sobre cómo actuar en determinados casos, pero nos demostró también que la regulación no es tan clara cuando bajamos a la casuística.

El Dr.Sastre nos ha transmitido que cuando hablamos de autonomía personal, debemos distinguir entre la autonomía funcional y decisional. Tenemos que ir cambiando el concepto de “hacerse cargo” por el de acompañamiento en la pérdida de autonomía funcional y decisional.

Una parte de esta autonomía de la que hablábamos tiene que ver con las sujeciones físicas y farmacológicas. Es muy habitual, en los cuidados a los mayores, en caer en un cierto paternalismo-proteccionismo, y a la manipulación y restricción de su libertad. La percepción negativa y sensación de maltrato y abuso que puede sentir el individuo compromete seriamente su sintonía con las personas encargadas de su cuidado. El Dr. Burgueño Torijano nos ha dejado marcado a fuego que las personas tienen derecho a vivir libres de sujeciones usadas por conveniencia o disciplina. Su intervención nos ha hecho pensar sobre cómo cuidamos y si en el centro de esa atención ponemos a la persona que atendemos.

No quisimos desperdiciar la ocasión de profundizar en la visión que la Iglesia Católica tiene sobre los aspectos éticos al final de la vida. La Iglesia no puede hacer otra cosa que defender la vida, está claro, pero es cierto que incluso a todos los presentes nos surgen dudas sobre qué opina la Iglesia sobre éste u otro tema que nos toca afrontar en un momento determinado. Todo gira en torno a una idea que nos ha querido expresar la hermana Margarita Bofarull: que la Iglesia lo único que hace es añadir una perspectiva sobrenatural, que da aún más fuerza a sus argumentos antropológicos: Si los seres humanos somos hijos de Dios y hemos sido redimidos por Él mismo, la vida humana adquiere una dignidad aún mayor. Precisamente porque todas las vidas tienen dignidad hay muchos conflictos éticos y por eso mismo no podemos minusvalorar la autonomía de las personas. Margarita reforzó, desde el magisterio de Pio XII y la doctrina eclesial más actual, la postura eclesial ante estas temáticas.

Damos las gracias a Marta López Alonso por ayudarnos a refrescar y aceptar que el dolor no está directamente vinculado a la voluntad de Dios; en el Plan Divino no hay dolor ni sufrimiento, la voluntad de Dios no es el sufrimiento, sino la liberación del mismo. Dios no quiere que nos resignemos, que seamos sumisos, sino que quiere que exploremos, que lo “agarremos de la pechera” y confrontemos con él. Nos ha enfatizado la importancia de hacernos dueños de nuestro dolor, de nuestro sufrimiento y tutelarlo y no quedarnos en la resignación ante ese dolor

Concluimos este Congreso abordando los “cuidados en los últimos días de la vida”. Acompañar en la última etapa de la vida constituye un reto para todos. No sólo para los profesionales de la salud o de los servicios socio-sanitarios que atienden a los mayores, sino un reto para todos, porque todos perdemos seres queridos y no siempre de manera imprevista y rápida, donde el acompañamiento no es posible. Maria Dolores Espejo nos ha aportado unas claves sobre la necesidad de encontrar el equilibrio que nos permita hablar de un final de la vida humanizado.

Este Congreso no habría sido posible sin el patrocinio y colaboración de las empresas que han puesto su granito de arena con sus aportaciones. Gracias por su patrocinio al Banco Sabadell, a la empresa Aquona, Calderón y Arima y también a las empresas colaboradoras: ZG group, Sagía Educación y Abbott.