CAMINEO.INFO.- El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha expresado en la misa de la fiesta de la Inmaculada Concepción, “la voluntad de los católicos de vivir en el seno de nuestra sociedad cumpliendo nuestras obligaciones cívicas y ofreciendo la riqueza espiritual de los dones que hemos recibido del Señor, como aportación importante al bienestar de las personas y al enriquecimiento del patrimonio espiritual, cultural y moral de la vida. Respetamos a quienes ven la vida de otra manera, sólo pedimos libertad y respeto para vivir de acuerdo con nuestras convicciones, para proponer libremente nuestra forma de ver las cosas sin que nadie se vea amenazado ni nuestra presencia sea interpretada como una ofensa o como un peligro para la libertad de los demás. Deseamos colaborar sinceramente con el enriquecimiento espiritual de nuestra sociedad, en la consolidación de la tolerancia y la convivencia, en libertad y justicia como fundamento imprescindible de la paz verdadera”, reflejando también el sentir que los obispos españoles expresaron recientemente.
El cardenal Cañizares se ha referido a quienes defienden como forma de vida y ordenamiento el laicismo, “no la sana y verdadera laicidad. Respetamos a todos, y pedimos que nos respeten. Con todo amor, respeto y compresión miramos a quienes mantienen esas posiciones. Pedimos a Dios que nos bendiga y nos conceda la gracia de avanzar por los caminos de la historia y del progreso sin traicionar nuestra identidad ni perder los tesoros de humanidad que nos legaron las generaciones precedentes”.
El cardenal Cañizares ha pedido “que nadie tema a la fe en un Dios único para la defensa del hombre, que nadie considere el monoteísmo religioso, la fe cristiana, como una amenaza para el hombre. La amenaza en todo caso estaría en imponer una forma de pensamiento único y ordenación de la sociedad donde Dios, la fe, y el testimonio personal y público de la fe quedara relegado a la esfera de lo íntimo y subjetivo, de lo privado. Con toda sencillez, con el ánimo de ofrecerlo a todos, no imponerlo a nadie, los cristianos reivindicamos nuestro pensamiento y testimonio. La fe en Dios no limita la libertad, la engrandece”.
Por todo ello, “nos gustaría poder convencer a todos de que el reconocimiento del Dios vivo, presente en Jesucristo nacido de María, es garantía de humanidad y libertad, fuente de vida y esperanza para quienes se acercan a él con humildad y confianza, fuente de una nueva cultura que tanto necesitamos”.