La savia nueva de la Iglesia

El Seminario Mayor inició este lunes el nuevo curso académico con ilusión y "muchas ganas" por parte de sus 17 alumnos. La iglesia del recinto acogió la misa de bienvenida, oficiada por el obispo, Leonardo Lemos, que animó a los estudiantes a continuar su camino de evolución personal. 

Al acabar el acto religioso, que también contó con la participación de los seminaristas menores, los estudiantes conocieron la metología formativa de los próximos meses. De los 17, tres son incorporaciones de este nuevo curso. "O número de alumnos mantense na liña dos últimos anos", explica José Ángel Feijóo, rector del Seminario Mayor.

"Soy de Roma, pero la provincia me gusta", señala Francesco Salvatori, de 25 años. En su caso, se forma en el seminario Redemptoris Mater, una formación vinculada al Camino Neocatecumenal, orientada al área misionera. 

"El lugar donde estudiamos es cuestión de suerte: durante un fin de semana de convivencia te adjudican uno de los más de 200 lugares donde se imparte", explica el futuro sacerdote, que al acabar la formación se irá de misión, "a donde haga falta". Aunque el cambio de Roma a Ourense fue grande, "un contexto muy distinto", asegura que la gente le parece "muy acogedora" y la comida, muy rica. "Al principio los gallegos son muy reservados, pero después te dan mucho cariño", explica Salvatori.

La historia de su compañero Humberto García, de 28 años, del seminario Divino Maestro –formación diocesana– es muy distinta. En su caso, estudió primero la carrera de Matemáticas, en su Cuba natal, y al venir a vivir a España tuvo clara su vocación de sacerdote. "Me puse en contacto con el señor obispo y me aceptó", cuenta el estudiante, que empezó este lunes el segundo curso de la formación.  

El alumno, que también disfruta de las bondades de la provincia, reflexiona sobre los retos actuales de la Iglesia ourensana, como la despoblación. "Tenemos asignaturas en las que aprendemos cómo el sacerdote tiene que proyectarse en la sociedad de hoy, en la que hay numerosas iglesias vacías en las zonas rurales, donde casi ya no quedan vecinos", explica. "La cosa es cómo las conseguimos llenar de nuevo", añade.

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