CAMINEO.INFO.- Drouiche explicó así su decisión:
«Anuncio mi renuncia y mi rechazo a estas instituciones incompetentes que no hacen nada para la paz social y que no dejan de repetir que el extremismo no existe, que es producido por los medios de comunicación».
Y añadió:
«Espero que los imanes de Francia dejen de lado sus reservas negativas y, sobre todo, que no hablen en sus prédicas del viernes de argumentos que nada tienen que ver con el atentado. Su función es combatir el odio y el integrismo religioso».
A raíz de la masacre del Bataclan, en París, Drouiche explicaba a Il Foglio que «nunca se podrá progresar si los musulmanes europeos no se meten en la cabeza que el extremismo se ha convertido en un fenómeno evidente dentro de su propia comunidad».
«Debemos decir la verdad», aseguró: «entre los musulmanes no se ha llegado a un compromiso real para encontrar una solución al gran problema de la radicalización y del odio. Espero que los sucesos de París puedan despertar a los musulmanes en Francia, en Italia y en toda Europa para salvar nuestra convivencia y el futuro de nuestras sociedades».
Hace un año, en este periódico, enmarcaba el corazón del problema:
«El odio se ha convertido en el elemento clave del discurso islámico, especialmente en Europa, de manera de poder movilizar jóvenes musulmanes contra Occidente».
Unos días atrás, después de la masacre de occidentales en Dhaka, comentaba nuevamente: «Siempre habíamos pensado que el terrorismo nació en Irak y en Afganistán por el orgullo de la administración Bush. La primavera árabe demostró claramente que el problema del islamismo está vinculado con la crisis teológica y jurídica del Islam».
Publicado originalmente en Il Floglio
Traducido para InfoCatólica por Mª Virginia Olivera de Gristelli