Un lirio de plata y un corazón ardiente atravesado por una flecha y
sostenido por un libro destacan en el escudo de armas de León XIV, “un
escudo estampado con una mitra de plata, adornado con tres bandas de
oro”. Así lo ha anunciado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, que ha
publicado la explicación oficial del escudo del 267º Pontífice,
elaborada por el vicepresidente del Instituto Heráldico Genealógico
Italiano, el padre Antonio Pompili.
El lirio y el corazón
El escudo del Papa, "sostenido por las llaves petrinas", atado por un
cordón rojo, está dividido en dos partes, una con fondo azul, "un color
que recuerda las alturas de los cielos y se caracteriza por su valor
mariano, símbolo clásico en referencia a la Santísima Virgen María, el
lirio ( flos florum )", la otra "en tonos marfil", un color que
"puede leerse como símbolo de santidad y pureza", donde "destaca el
emblema de la Orden Agustiniana", el corazón atravesado por una flecha
colocado sobre un libro. “Esta figura representa simbólicamente las
palabras de san Agustín recogidas” en las Confesiones (libro noveno,
2,3 ed. ): “' Sagittaveras tu cor meum charitate tu a', 'Has herido mi corazón con tu amor'”, especifica el padre Pompili.
El emblema de los agustinos
El corazón representado en el escudo papal es un “elemento” que “ha
estado siempre presente en el emblema de los agustinos” desde el siglo
XVI, “incluso con diferentes variantes, como la presencia del libro que
simboliza la Palabra de Dios capaz de transformar el corazón de todo
hombre, como fue para Agustín”. Además, el vicepresidente del Instituto
Heráldico Genealógico Italiano aclara que "el libro también recuerda las
obras iluminadas que el Doctor de la Gracia ha donado a la Iglesia y a
la humanidad".
En el único Cristo somos uno
En cuanto al lema « In Illo uno unum » («En un solo Cristo somos uno»), estas son las palabras pronunciadas por San Agustín en un sermón ( Exposición al Salmo 127,3 ).
Con esta expresión, el gran Padre de la Iglesia pretende especificar
que «aunque los cristianos somos muchos, en un solo Cristo somos uno».