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La solidaridad y la esperanza son una constante de las Iglesias en
América Latina. Por ejemplo, un mensaje de esperanza y de aliento a no
tener miedo en este momento de dificultad causado por la propagación de
la pandemia de coronavirus llega del Obispo del Vicariato Apostólico de
Camiri, Monseñor Jesús Galeote, que en un vídeo publicado ayer en la
página web de la Conferencia Episcopal Boliviana recuerda a los fieles
que la muerte forma parte de la existencia y que nuestra condición
humana está llamada a afrontarla.
En este tiempo de cuarentena
nacional, Monseñor Galeote invita a todos a ser solidarios con los demás
y agradece a las instituciones por los muchos gestos de solidaridad que
han hecho posible que no falten alimentos, atención espiritual,
atención sanitaria en las familias más pobres. También anima a todos a
unirse en la oración, dirigiéndose a la Reina del Cielo para acompañar y
proteger al pueblo de Dios, y reitera su invitación a permanecer en la
fe, en la serenidad, en la alegría, seguros de que «con Dios superaremos
la pandemia del coronavirus, que dará frutos de esperanza» y de que
viviremos más humanamente, en el compartir y la solidaridad. «Que el
Cristo resucitado – expresa – aliente la esperanza y la fe en todos”.
En
Colombia, la Iglesia en Cúcuta sigue en primera línea en la cercanía
hacia los pobres, necesitados y migrantes. La gran labor de los laicos,
sacerdotes y religiosos permitió que se entregaran más de 250 toneladas
de alimentos a las parroquias de Cúcuta y sus zonas metropolitanas y
rurales. Todo ello se hizo adoptando, para el personal y los
voluntarios, las medidas de seguridad sanitaria establecidas por el
Instituto Nacional de Salud y con la asistencia de la Policía Nacional y
el Ejército de Colombia.
Los alimentos y productos de primera
necesidad distribuidos provienen de benefactores y de los propios
recursos. La diócesis ha logrado entregar alimentos y productos que se
utilizan para la limpieza en grandes cantidades, y con la ayuda del
Banco Diocesano de Alimentos y la Orden de Malta, se han entregado 30
toneladas de arroz vitaminado a zonas muy pobres de la ciudad. Las
contribuiciones llegaron también de empresas del Norte de Santander:
otras 30 toneladas de arroz, y alimentos como patatas, verduras y pollo.
Monseñor
Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de Cúcuta, en la página web del
Episcopado, expresa su gratitud con quienes han hecho posible mitigar
las necesidades de cientos de familias: “Gracias a quienes desde la
Corporación de Pastoral Social, el Banco Diocesano de Alimentos, la
Fundación Asilo Andresen, las capellanías de los hospitales y clínicas, y
desde las distintas parroquias e iniciativas, viven la caridad con los
necesitados. Dios les pague a todas las instituciones, comerciantes,
personas que nos han donado elementos y bienes para atender esta
emergencia”.