En una emotiva ceremonia a las puertas de la Basílica de San Pedro y
ante una plaza desierta pronunció una homilía en torno al pasaje del
Evangelio cuando Jesús calma la tormenta. Pidió ante la imagen de la
Virgen, Salus Populi Romani y el crucifijo de San Marcelo por el fin de
la pandemia. Después, con el Santísimo, la bendición Urbi et Orbe.
El Santo Padre presidió este viernes, 27 de marzo,
un «momento extraordinario de oración» por el fin de la epidemia de coronavirus.
La ceremonia comenzó a las 18:00 a las puertas de
la Basílica de San Pedro ante una plaza desierta. La homilía siguió a la
lectura de un pasaje del Evangelio escogido para la ocasión, cuando
Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea después de ser despertado
por los apóstoles (Mc 4,35-41)
Posteriormente rezó ante la imagen de la Virgen,
Salus Populi Romani, patrona de Roma, y el crucifijo de San Marcelo, por
el fin de la pandemia. Siguió el rezo de unas oraciones litánicas.
El acto terminó con un momento de adoración eucarística y con la bendición Urbi et Orbi, reservada para ocasiones extraordinarias. Mientras duró la bendición, las campanas sonaron y la policía hizo sonar sus sirenas.