A la hora del rezo del Regina Coeli, en el primer lunes después de la celebración de la Pascua, el papa Francisco
reflexionó sobre el misterio de la Resurrección de Jesús: «No nos
cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado, que dona la vida en
abundancia a quienes lo encuentran», dijo el Pontífice haciendo hincapié
en que encontrar a Cristo significa «descubrir la paz del corazón».
El
lunes después de la Pascua, también conocido como el «Lunes del Ángel»,
ya que recordamos el encuentro del ángel con las mujeres que habían
acudido al sepulcro de Jesús (cf. Mt 28,1-15); el papa Francisco rezó la
oración mariana del Regina Coeli desde la Biblioteca del Palacio
Apostólico del Vaticano.
En este contexto, el Santo Padre profundizó sobre el sentido de las palabras del «enviado de Dios» a las mujeres: «Yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado».
La victoria de Dios sobre el mal
Esta expresión, «Ha resucitado», va más allá de las capacidades humanas -dijo el Pontífice y añadió:
«Incluso
las mujeres que fueron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío, no
podían afirmar: «Ha resucitado», sino sólo que el sepulcro estaba
vacío. Que Jesús había resucitado sólo podía decirlo un ángel, así como
un ángel pudo decir a María: «Darás a luz un hijo […] y será llamado
Hijo del Altísimo».
Por otra parte, el Papa hizo hincapié en que la imagen del ángel sentado sobre la piedra del sepulcro, es una manifestación «concreta
y visual de la victoria de Dios sobre el mal, de la victoria de Cristo
sobre el príncipe de este mundo, de la luz sobre las tinieblas».
“La
tumba de Jesús no fue descubierta por un fenómeno físico, sino por la
intervención del Señor. El aspecto del ángel, añade Mateo, era como el
de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Estos
detalles son símbolos que afirman la intervención de Dios mismo,
portador de una nueva era, de los últimos tiempos de la historia”
Dos reacciones distintas ante la Resurrección de Jesús
Ante esta intervención de Dios, el Pontífice subrayó que se produce una doble reacción:
Por
una lado, la de los guardias, que no pueden hacer frente al poder
abrumador de Dios y son sacudidos por un terremoto interior: «Quedaron
como muertos. La potencia de la Resurrección derriba a los que habían
sido utilizados para garantizar la aparente victoria de la muerte».
Unos
guardias que posteriormente (corrompidos por la tentación de aceptar
dinero a cambio de dar un falso testimonio y dispuestos a vender la
verdad) dirían que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús:
«También aquí en la Resurrección de Cristo, el «señor dinero», es capaz
de tener poder para negarla», puntualizó el Papa.
Y por otro lado, la reacción de las mujeres que es muy distinta, «porque el ángel del Señor las invita expresamente a no temer: «¡No tengan miedo!» y a no buscar a Jesús en la tumba».
No nos cansemos de buscar a Cristo resucitado
Asimismo, Francisco recordó que de las palabras del ángel se desprende una preciosa enseñanza:
“No
nos cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado, que dona la vida en
abundancia a quienes lo encuentran. Encontrar a Cristo significa
descubrir la paz del corazón. Las mujeres del Evangelio, tras su
consternación inicial, experimentan una gran alegría al encontrar al
Maestro vivo. En este tiempo de Pascua, deseo a todos la misma
experiencia espiritual, acogiendo en su corazón, en las casas y en las
familias el alegre anuncio de la Pascua: «Cristo resucitado ya no muere,
la muerte ya no tiene poder sobre él» (Antífona a la Comunión)”
Esta certeza -concluyó el Santo Padre- nos lleva a rezar, hoy y durante todo el tiempo de Pascua: «Regina
Caeli, laetare – Reina del Cielo, alégrate». El ángel Gabriel la saludó
así la primera vez: «¡Alégrate, llena de gracia!». (Lc 1,28). Ahora la
alegría de María es plena: Jesús vive, el Amor ha vencido. ¡Que sea
también nuestra alegría!
¡Una feliz y serena Pascua para todos!
Tras
rezar la oración del Regina Coeli, que sustituye la oración del Ángelus
durante el período pascual, el Papa saludó con afecto, «en el ambiente
pascual que caracteriza el día de hoy», a todos los que participan en
este momento de oración a través de los medios de comunicación social.
“Mis
pensamientos se dirigen de manera especial a los ancianos y a los
enfermos, que se conectan con nosotros desde sus casas o desde las
residencias de ancianos y de descanso. A ellos les envío una palabra de
ánimo y de agradecimiento por su testimonio: «Estoy cerca de ustedes». Y
deseo que todos pasen con fe estos días de la Octava de Pascua, en los
que se prolonga el recuerdo de la Resurrección de Cristo. Aprovechen
toda buena ocasión para ser testigos de la alegría y la paz del Señor
resucitado. ¡Deseo una feliz y serena santa Pascua para todos! Y, por
favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!”
(Ciudad del Vaticano, vaticannews.va)