Al presidir la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, el papa
Francisco pidió por las mujeres embarazadas preocupadas por el futuro de
sus hijos a raíz de la incertidumbre por la pandemia del coronavirus, y
advirtió sobre el riesgo de una fe sin comunidad y sin contacto humano
real, vivida sólo a través de transmisiones en directo que ¨viralizan¨
los sacramentos.
El papa Francisco rezó por las mujeres embarazadas preocupadas por el
futuro de sus hijos a raíz de la crisis mundial del coronavirus, al
presidir este viernes la misa matinal en la capilla de la Casa Santa
Marta, transmitida en directo.
“Querría que hoy rezáramos por las mujeres que están en espera, las
mujeres embarazadas que van a ser madres y que están inquietas, que se
preocupan”, pidió.
El pontífice aseguró que las mujeres en esa condición se preguntan: “¿En qué mundo vivirá mi hijo?”.
“Recemos por ellas, para que el Señor les dé la valentía de llevar
adelante estos hijos con la fe de que será verdaderamente un mundo
diferente, pero siempre será un mundo que el Señor amará mucho”,
subrayó.
En su homilía, el Papa advirtió sobre el riesgo de una fe gnóstica, sin
comunidad y sin contacto humano real, vivida sólo a través de
transmisiones en directo que "viralizan" los sacramentos.
Al comentar el pasaje bíblico en el que Jesús resucitado se aparece a
los discípulos en la orilla después de una pesca infructuosa en el Mar
de Tiberíades y les pide que vuelvan a echar las redes, Francisco afirma
que esa es una escena que “tiene lugar de forma natural, porque los
discípulos se habían familiarizado con Jesús”.
“Nosotros los cristianos -explicó- debemos crecer en esta
familiaridad, que es personal pero comunitaria. Una familiaridad sin
comunidad, sin Iglesia, sin los sacramentos, es peligrosa, puede
convertirse en una familiaridad gnóstica, separada del pueblo de Dios”,
sostuvo.
“En esta pandemia nos comunicamos a través de los medios de
comunicación, pero no estamos juntos, como es el caso de esta misa”,
observó.
El Papa afirmó que “es una situación difícil en la que los fieles no
pueden participar en las celebraciones y sólo pueden hacer la comunión
espiritual”.
“Tenemos que salir de este túnel para volver a estar juntos porque
esto no es la Iglesia, sino una Iglesia que corre el riesgo de ser
‘viralizada’”, consideró.
“Que el Señor nos enseñe esta familiaridad concreta, esta intimidad
con Él, pero en la Iglesia, con los Sacramentos y con el santo pueblo
fiel de Dios”, pidió.+