El Día de
la Iglesia Diocesana nos convoca a la celebración festiva y orante de nuestra
realidad eclesial: somos la Diócesis de Orihuela-Alicante, somos la Iglesia
Católica en esta tierra entrañable de Alicante.
Esta
realidad eclesial es limitada en el tiempo, en el espacio y en sus
posibilidades, pero gracias a la Comunión de los Santos, nos beneficiamos de
las fuentes de santidad que dimanan de la Iglesia Universal y que nos
enriquecen, por encima de nuestras propias limitaciones, y que nos hacen enriquecer
a otros cuando se acercan a nuestros templos, a nuestras comunidades y
servicios eclesiales.
Todos, sin
excusas justificables, estamos llamados a colaborar, como miembros vivos, en el
desarrollo y crecimiento de las labores y apostolados que la diócesis lleva
adelante y desarrolla a través de sus parroquias e instituciones.
Todos
somos fieles cristianos, trabajadores en la viña del Señor, y hayamos sido
llamados en la primera hora del día, o bien al caer de la tarde, no podemos
escabullirnos ni evadir nuestra responsabilidad ante el dueño de la finca. Él
nos premiará en aquel día, o bien nos exigirá lo suyo más los intereses, como
nos enseña la parábola de los talentos.
Esta Jornada
nos recuerda que somos una familia, la Iglesia, la familia de los hijos de
Dios, que no es una familia cerrada, sino que está abierta a todos. Y esta
“apertura a todos” nos hace partícipes y solidarios de los momentos difíciles
que como sociedad nos está tocando vivir. Esta solidaridad y cercanía ha
activado de manera exponencial las actividades propias que desde las cáritas
parroquiales se han organizado para ayudar en la pandemia.
Somos, por
tanto lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo. Y por eso
concretamos unos aspectos de lo que sería la participación y colaboración en
este día.
Se nos
invita a compartir, nuestro tiempo y nuestras cualidades: celebramos juntos,
aprendemos juntos, sufrimos juntos, esperamos juntos, caminamos juntos.
Se nos
invita a orar unos por otros, incluso por aquellos que aún sin formar parte de
nuestra realidad eclesial, sin embargo forman parte de nuestra familia humana,
una realidad humana herida y necesitada, sobre todo en época de pandemia.
Se nos
invita a apoyar económicamente a nuestra Iglesia Diocesana, muy necesitada de
la generosidad de los fieles, especialmente en estos tiempos de limitación de
encuentros, y a vivir esta aportación como un gesto de comunión y de caridad, y
también como el cumplimiento de un mandamiento: el de ayudar a la iglesia en
sus necesidades.
Con tu
tiempo, con tus cualidades, con tu apoyo económico y con tu oración seguiremos
trabajando en la extensión del Reino de Dios. Te necesitamos.