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Un año de gracia |
Mn. José Manuel Lorca Planes |
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Un año de graciaSun, 24 Jan 2016 20:08:00 Mn. José Manuel Lorca Planes
Al Evangelio de San Lucas, que leeremos durante este año, se le conoce como el de la misericordia, por la especial sensibilidad que plantea su autor en estos temas y porque, teniendo en cuenta a la persona en su día a día, quiere hacerle ver que puede encontrarse con el Señor en el camino de su vida.
San Lucas está interesado en que comprendamos lo fácil que es acercarse a Cristo y dar las respuestas de un creyente a las situaciones que plantea la misma vida, por eso vemos al mismo Señor en camino, implicado como nosotros en la cotidianidad, pero señalando con palabras y obras la voluntad de Dios y la salvación que viene de Dios, como centro de atención. En el Evangelio de este domingo se presenta el inicio del camino de Jesús, el comienzo de la misión profética. El evangelista parte de unos presupuestos que deja bien claros: Jesús es el Ungido de Dios para anunciar su Reino y estrena esta aventura con la fuerza del Espíritu Santo, como un profeta. No es una casualidad, la escena se sitúa en la sinagoga de Nazaret, desde donde parte su labor en la vida pública de Jesús, en un templo, para terminar su recorrido en otro templo, en Jerusalén, poco antes de su muerte.
En la sinagoga se pone en pie para hacer la lectura. Jesús desenrolla el pergamino y se encuentra con el texto de Isaías, que profetizaba sobre Él. Tampoco esto es una casualidad, no son cosas que pasan, sino más bien hay que ver aquí la intervención de la Divina Providencia, como comenta sabiamente Orígenes. La explicación es bien sencilla: Dios cumple su Palabra y por eso hace que todos oigan las promesas hechas antiguamente, para que reconozcan al elegido, el que traerá la salvación anunciada en las Sagradas Escrituras, por la fuerza del Espíritu Santo.
Otro tema importante es observar la reacción de la gente, que admirablemente tienen los ojos fijos en Él. ¿Qué le está pasando en ese momento a todo el mundo? Que algo grande está sucediendo, que alguien está transmitiendo algo muy importante y les está llamando la atención en lo más hondo de su ser, en el corazón, que vibra ante la contemplación de la sabiduría de Dios, de la Verdad de Dios y de la persona de Jesús, al que se le reconoce como el Mesías esperado. Las palabras de Jesús llegaron muy dentro, porque sintieron iluminadas sus vidas. Jesús es Dios y hombre, nada del plan de Dios le es extraño, el Señor lo conoce todo y lo puede explicar todo, por esta razón provoca una reacción en la gente admirable y se quedan sorprendidos ante las palabras de gracia que salían de su boca.
Palabras de gracia, ¿qué significa esa expresión? Hace referencia a la misión del profeta que habla en nombre de Dios y de lo que Dios le dice. Nos puede hacer una idea la lectura del Salmo 18. En la Misa iremos repitiendo: “Tus palabras, Señor, son espíritu y vida”. En el desarrollo del Salmo está el por qué: la ley del Señor es perfecta, descanso del alma e instruye al ignorante; los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón, dan luz a los ojos; la voluntad de Dios es pura, eternamente estable, es verdad y es justa. ¿Suenan así las palabras que estamos acostumbrados a oír? Pues esta es la diferencia entre las palabras de gracia que escuchaban de Jesús y la palabrería que nos viene de otros sitios.
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