Los obispos del Pacífico y Suroeste de Colombia, reunidos del 2 al 4
de marzo en la ciudad de Buenaventura, cuya diócesis está dirigida por
monseñor Jaramillo Montoya, para examinar los graves problemas de esta
zona, expresaron su apoyo al obispo diocesano por las amenazas que viene
recibiendo él y otros miembros de la comunidad diocesana.
Los obispos de Apartadó, Quibdó, Itsmina-Tadó, Buenaventura, Tumaco,
Guapi, Popayán, Tierradentro, Pasto, Ipiales, Cartago, Buga, Palmira y
Cali, escriben en su comunicado:
“Tuvimos la oportunidad de hacer una aproximación a las realidades de
incertidumbre, pobreza, dolor, muerte y desesperanza generadas por la
confluencia de situaciones de distinto orden que, lastimosamente,
percibimos y denunciamos como cada vez más crecientes, tales como el
narcotráfico, el incremento de grupos armados, la corrupción, la
extorsión, la pérdida de fe y valores, la ineficiencia de amplios
sectores públicos y privados y el maltrato a la casa común”.
Frente a esta difícil realidad, los obispos expresan que “como
pastores no nos resignamos a aceptar estas situaciones, por el
contrario, nos comprometemos y exhortamos a los gobernantes y a todas
nuestras gentes, a trabajar decididamente en la búsqueda de soluciones
integrales a corto y mediano plazo que hagan posible la transformación
real de esta triste y angustiante realidad. ¡Seguiremos siendo
facilitadores del diálogo y de la búsqueda de la paz!”.
Recordando el llamamiento de Cuaresma a la conversión integral y la
invitación del papa Francisco a escuchar el grito de los pobres, los
obispos concluyen el comunicado pidiendo la intercesión de San José,
para que se muestre misericordioso con quienes habitan estas tierras del
Pacífico y Suroccidente colombiano, concediendo gracia, misericordia y
valentía, y defendiendo a todos de todo mal. +