La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), es una institución de carácter permanente, que de acuerdo al Concilio Vaticano II, asocia a los obispos del país para ejercer su apostolado según lo determina la Iglesia Católica para Venezuela.
Desde el inicio del decreto de cuarentena, la CEV emitió un comunicado donde hacía un llamado a los fieles católicos “a acatar las directrices emanadas (por las autoridades), y que apuntan al bien común y a la defensa de la salud de todos sin excepción”.
En este sentido, tomaron la decisión de posponer todas las actividades de carácter formativo y catequésico, así como las procesiones, fiestas patronales, peregrinaciones, actos religiosos, al igual que los actos litúrgicos, incluida la celebración eucarística hasta nuevo aviso. Sólo se celebran las exequias y el sacramento de la unción de los enfermos.
Tres meses después del decreto de confinamiento, la iglesia católica presentó una propuesta en la que expuso algunas modalidades que podrían implementar para volver a abrir sus puertas en el marco de la “nueva normalidad”. Pero hasta ahora, las iglesias de ninguna religión han entrado en el esquema de flexibilización 7+7 que emplea el gobierno en disputa de Nicolás Maduro para reactivar la actividad en el país.
La Voz de América conversó con Fray Luis Salazar, sacerdote y fraile capuchino de la comunidad católica venezolana, quien asegura que la llegada de la pandemia al país ha significado un reto para la iglesia, han tenido que reinventarse y reorientarse para atender a la gente en medio esta realidad tan delicada que se está viviendo.
Las tradiciones religiosas para la iglesia católica han sido modificadas por completo “No celebramos la Semana Santa que es la semana más importante para la fe católica, luego la Pascua de Resurrección y las fiestas más importantes como Pentecostés, la Ascensión del Señor, la Santísima Trinidad, Corpus Christi y el Sagrado Corazón de Jesús, la fiesta de la Virgen del Carmen; esas celebraciones que son tan representativas para nosotros fueron reestructuradas por completo y solo algunas se pudieron hacer de forma digital”, cuenta el sacerdote
Además de reestructurar las celebraciones, Fray afirma que es un compromiso llevar la vivencia de las misas y la vivencia de la fe a los hogares venezolanos,, dice que todo se redujo a poder llevar a la comunidad católica venezolana la palabra de Dios a través de una pantalla.
Considera que los creyentes no deben alejarse en estos momentos de la iglesia, al contrario, señala, la fe aquí tiene que fortalecerse y la iglesia está haciendo esto por prudencia, con un itinerario.
“Lo que no queremos es que la iglesia, en esta realidad de Venezuela, nos echen la culpa (a la iglesia) porque hay un rebrote. No, hay que tener mucha prudencia ante esto”, comenta el sacerdote.
Ante la realidad de la pandemia, el fraile asegura que Venezuela debe tener la esperanza y la certeza de que esto es pasajero y que hoy más que nunca Dios está con cada uno.