CAMINEO.INFO.- Rosario/ARGENTINA.- La Obra de las Vocaciones Sacerdotales de la arquidiócesis de Rosario realizó el domingo 19 de setiembre en el Seminario Metropolitano San Carlos Borromeo un encuentro de oración y convivencia, del que participaron representantes de las comisiones parroquiales y colaboradores que trabajan por las vocaciones en parroquias y capillas.
Más de 300 participantes tuvo esta Jornada Arquidiocesana de los Celadores y Celadoras, tal como se la conocen, a los que se sumaron la presidenta de la Comisión Arquidiocesana, Clelia Vielba, y el asesor espiritual, presbítero David Rogani, además del rector y los formadores del Seminario y sacerdotes.
El tiempo de oración y reflexión por la mañana estuvo centrado en el mensaje del papa Benedicto XVI por las Vocaciones, al que siguió al mediodía la misa concelebrada y presidida por el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan.
El prelado rosarino centró la homilía, a la luz del Evangelio del día, en el llamado de Jesús a agradecer los bienes que recibimos y que el Señor nos dio a cada uno, y a darnos cuenta de que muchas veces “somos negligentes cuando no los administramos como servidores, y nos consideramos definitivamente sus dueños”.
“Dios siempre nos da sus dones para administrar, comenzando por la vida, los talentos que nos regala, en el trabajo y en la profesión, en el matrimonio y la familia, en la vocación sacerdotal o religiosa, y muchas veces no sabemos hacerlo. Muchas veces nos sentimos dueños absolutos; o los descuidamos totalmente. Necesitamos aprender del Evangelio a administrar los dones de Dios y comenzar siendo fieles en lo poco, para no perder después el rumbo de toda la vida, olvidar las exigencias fundamentales de nuestra respuesta a Dios, negociar al fin lo que no es negociable, y contribuir frecuentemente a deshumanizar nuestra propia existencia. La llamada de Jesús es clara: no podemos tener dos patrones”, explicó.
El arzobispo sostuvo que “por eso podemos unir a este llamado que nos hace la Palabra de Dios, lo que nos decía el Santo Padre Benedicto XVI en su viaje de estos días: ‘la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios, no en el dinero, la carrera, el éxito mundano o en nuestras relaciones personales, sino en Dios. Sólo él puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón’”.
“Cuando comenzamos en nuestra vida a ser amigos de Dios, comprobamos que todo empieza a cambiar; porque podemos escuchar mejor la voz de Jesucristo, y la invitación a ser sus amigos. A medida que lo vamos conociendo mejor, se enciende nuestro corazón como en Emaús, y percibimos el deseo de reflejar algo de su grandeza, e invitar a otros a seguirlo. Es verdad que necesitamos vocaciones y junto con nuestros pastores debemos pedirlas y ayudarlas. Pero el secreto no está solo en la cantidad: quien viva convencido del amor de Jesucristo, y de los dones que tiene en su vida y en su corazón; y se da a los demás; quien de testimonio del amor de Dios hacia todos, sin distinción, con especial atención a los más necesitados y a los enfermos, anima a las vocaciones al sacerdocio. Así sucedió con el Cura de Ars, con el Padre Pío, con Don Bosco y el Cura Brochero”.
Monseñor Mollaghan también consideró oportuno “poder recordar en esta celebración la figura del Cardenal Newman, quien supo administrar sabiamente para la santidad los bienes y dones recibidos de Dios; bienes que descubría en lo profundo de su conciencia y de su corazón; bienes que no guardó para sí, sino que los compartió, y dio testimonio de ellos con heroísmo para el bien de sus contemporáneos, y de la Iglesia”.
El arzobispo terminó la homilía encomendando estas intenciones a la Santísima Virgen María, Madre del Rosario, y Reina de los Apóstoles.
Después del almuerzo, se representó en el auditorio del Seminario un autosacramental de Calderón de la Barca ofrecido a los invitados; y la Jornada culminó al anochecer con la adoración al Santísimo Sacramento y la bendición a cargo del asesor de la Obra de las Vocaciones sacerdotales.+