CAMINEO.INFO.- Salta/ARGENTINA.- Una multitud participó ayer por la tarde de la procesión en honor del Señor y la Virgen del Milagro que este año recorrió desde la catedral de Salta hasta el Monumento 20 de Febrero, donde el pueblo renovó una vez más el Pacto de Fidelidad, en el último día del triduo de una de las fiestas más tradicionales de la Argentina.
Por la mañana, el arzobispo local, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió la misa estacional, concelebrada por los obispos Daniel Fernández, auxiliar de Paraná; Guillermo Vera Soto, de San Juan Bautista de Calama (Chile), y Marcelo Colombo, de Orán, y a la que asistieron el gobernador de la provincia, Juan Manuel Urtubey, el vicegobernador Andrés Zottos y el intendente Miguel Isa, entre otras autoridades.
Al mediodía las puertas del templo se cerraron para realizar los preparativos de la procesión, mientras los fieles provenientes de distintos puntos de la provincia -algunos llegados a pie- y del resto del país, se congregaron en la plaza 9 de Julio para esperar el inicio de la marcha.
Los cientos de miles de devotos acompañaron al Señor y la Virgen del Milagro con sus pañuelos en alto y los rostros visiblemente emocionados. Al llegar al Monumento 20 de Febrero -donde tuvo lugar la Batalla de Salta en 1813-, habló el arzobispo y a continuación el pueblo de Salta renovó el Pacto de Fidelidad con sus santos patronos.
Enfrentar los desafíos del presente con los valores cristianos
En su alocución, monseñor Cargnello recordó que “los valores cristianos impregnaron la vida pública desde los inicios de nuestra comunidad nacional” y sostuvo que “estos valores, que tienen su origen en Dios, nos deben ayudar a enfrentar los desafíos del presente, a superar la violencia verbal y física, la falta de respeto a las personas y a las instituciones, la crueldad y el desprecio por la vida en la violencia delicitiva, frecuentemente vinculada al consumo de drogas, la situación de pobreza que alcanza niveles dramáticos en muchos hermanos”. Y también: “Estos valores deben fortalecernos para enfrentar la cultura relativista que corroe el sentido de la verdad, que acentúa el individualismo y nos hace indolentes, resignados, capaces de excluir al otro”.
Indicó que “la experiencia secular de fe de nuestro pueblo de Salta ha madurado su vida cristiana a partir de la celebración del pacto, de la alianza”. Y explicó que “más fuerte que la consanguinidad familiar es la consanguinidad de la voluntad de Dios”. Por ese motivo destacó el “honor” que “nos ofrece el Señor al invitarnos a renovar la alianza con Él”.
En ese sentido aseguró: “La alianza es un don de Dios a favor nuestro, es una fuente de libertad y de fraternidad: Somos hijos de Dios, somos hermanos entre nosotros. A nadie podemos excluir de esta llamada. Al mismo tiempo crea entre Dios y nosotros un vínculo de reciprocidad que se expresa en la necesidad de vivir en coherencia en todas las dimensiones de nuestra existencia. ¡Qué responsabilidad nos cabe asumir ya que somos hijos, somos responsables de la tierra, de la patria, de los hermanos! Somos familia, somos el Pueblo de Dios. He aquí la clave de una respuesta a la pregunta por nuestra identidad: somos consanguíneos de Dios en Cristo Jesús, somos familia de Dios”.
El prelado también hizo un llamado a la sociedad a “vencer el miedo a aceptar la presencia de Dios en medio de los hombres” y aclaró que “la Iglesia no busca poder, sólo quiere servir a nuestro pueblo ofreciendo la luz del Evangelio que llama al hombre a ser más hombre”.+