CAMINEO.INFO.- "El banquete eucarístico, la misa, está ligada íntimamente a la vida de todo bautizado en una necesaria espiritualidad misionera. La misa, lejos de llevarnos a una actitud intimista de la fe, nos exige que estemos animados para abrirnos y llegar a los que están más alejados de Dios”, recordó el obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez.
El prelado subrayó que “éste es el camino que queremos ir asumiendo en nuestra diócesis y que venimos recorriendo orientados por nuestro Sínodo Diocesano, y el propósito renovado en nuestra última Asamblea de junio, donde buscamos implementar la temática sobre juventud, familia y laicos en nuestras comunidades”.
“La Iglesia desde sus inicios realizó una apertura misionera a los pueblos paganos y el mismo Apóstol San Pablo se llamaba a sí mismo ‘Apóstol de los paganos’. Creo conveniente señalar que la Palabra de Dios y la tradición de la Iglesia, nos permiten profundizar en este rasgo esencial para nuestra época, la de ser una Iglesia que teniendo clara su identidad, ‘sea abierta’, y a nosotros como cristianos que integremos este rasgo tanto en la espiritualidad, como en nuestro estilo evangelizador”, indicó.
Monseñor Martínez advirtió que “cuando hablamos de una Iglesia abierta que quiere comunicar los tesoros de la revelación, no debemos confundirnos con algunos males de la época, que creen que ser abiertos es ser relativista. Ser abiertos es amar, dialogar, escuchar, cambiar, aportar, aprender y recuperar, sin perder la propia identidad. Ser abiertos no es mezclar todo, como una especie de sincretismo o de mezcla del bien y del mal, de valores y antivalores”.
Asimismo, precisó que los tesoros que la Iglesia debe cuidar a través de la historia, son “lo revelado por el Señor, lo que Él nos comunicó y el Magisterio (o bien las enseñanzas de la Iglesia), que van acompañando con el Espíritu Santo la historia, para que ésta sea nuestra historia de Salvación”.
“Los tesoros de la Iglesia son los pobres y excluidos que en nuestras opciones son la garantía de que estamos en la búsqueda de practicar el Evangelio. Alimentados en el banquete eucarístico, en la misa, como nos señala el Evangelio, debemos salir al encuentro como discípulos y misioneros”, indicó.
Por último, monseñor Martínez insistió en que “necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de ‘sentido’, de verdad y de amor, de alegría y de esperanza. No podemos quedarnos tranquilos en la espera pasiva en nuestros templos, sino que urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte”.+