CAMINEO.INFO.- Quilmes/ARGENTINA.- El obispo de Quilmes, monseñor Luis Stöckler, explicó que “la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo nos señala que todo lo que tiene que ver con el cuerpo y la corporalidad del hombre, no es algo marginal, sino que es parte integral de nuestra persona. El alma no la podemos entender como independiente de nuestro cuerpo, sino como el principio animador que se manifiesta y realiza a través de nuestra condición física. Y también la gracia que Dios infunde en nosotros, abarca todo nuestro ser”.
El prelado precisó, además, que “María no es solamente ejemplo que nos orienta sino, asunta al cielo, ‘con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna’. Unida indisolublemente a la Iglesia, su invocación reafirma la misión mediadora de la misma”.
“Lo que afirmamos de la Virgen, lo entendemos a la vez como propio de la Iglesia. La que es la Madre de Cristo, cabeza de la Iglesia, es también Madre de su Cuerpo místico que somos los bautizados. Como Ella lo dio al mundo y los hombres podían acercarse a Él, así la Iglesia como sacramento del Resucitado, es el signo visible que lo hace presente ante los hombres. La que ha sido inmaculada desde el inicio de su vida hasta el final, y quedado incorrupta después de su muerte, ahora ya participa en la resurrección, como su Hijo”, indicó.
El obispo sostuvo que “en ella se confirma como anticipo la promesa de la transformación que aguarda a todos los miembros de la Iglesia, cuando el Señor vuelva. Santa y siempre necesitada de conversión, la Iglesia está en el mundo para transformarlo”.
“Sin ella, el mundo estaría perdido. Esto, a pesar de nuestros defectos, el pueblo lo siente y lo expresa, cuando peregrina a los santuarios de la Virgen, donde busca y encuentra la Iglesia Madre”, reiteró.
Por último, monseñor Stöckler instó a pedirle a “nuestra Madre, que nos alcance un corazón atento a lo que su Hijo nos pide, y la fortaleza de ponerlo por obra aquí, con la mirada puesta en el Cielo”.+