CAMINEO.INFO.- Buenos Aires/ARGENTINA.- Miles de fieles participaron en la misa de la hora cero, en la que el sábado 7 de agosto el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, declaró santuario arquidiocesano a la iglesia de San Cayetano, y en las sucesivas celebraciones eucarísticas del día, sobre todo la que se ofició en el Plaza Libertad tras la procesión con la imagen del santo por las calles de la ciudad.
La procesión salió a las 15 desde el templo en que se venera el santo patrono de la Providencia, en calle Buenos Aires al 2100, en el Decanato Centro, llegando hasta la Plaza Libertad, donde el prelado rosarino concelebró la misa con el presbítero Marcelo Olivera, rector del templo, ante una multitud de fieles.
Monseñor Mollaghan exhortó a escuchar porque, advirtió, “mucha gente sencilla necesita y espera una respuesta de consuelo, o de justicia; y no la recibe. Hoy no nos escuchamos; y menos aún se escucha a los pobres, a los pequeños y a los que más necesitan. Hay gente que necesita consuelo y justicia y no es escuchada”.
El prelado puntualizó en este sentido que “la ancianidad y la enfermedad deben mover nuestros corazones a escuchar y a ser solidarios”, y llamó a recordarlos particularmente “en estos días de tanto frío”.
“La ancianidad y la enfermedad deben mover nuestros corazones a escuchar y a ser solidarios; que cada uno debe ejercer adecuadamente según le corresponde. Qué difícil es ser anciano y estar enfermo. Pero aún más difícil cuando deben esperar, cuando no reciben atención, cuando no tienen para comprar un medicamento, cuando parece que padecen más frío que nunca”, reflexionó.
El arzobispo consideró que “si cada uno no escucha y ayuda adecuadamente, como nos enseña silenciosamente San Cayetano, se desmorona uno de los derechos fundamentales de los enfermos y de los abuelos; uno de los derechos que se pierde en el presente con la cultura de la muerte”.
Tras asegurar que por estos días impera “la cultura de la muerte”, observó: “tener un hijo ha sido en nuestra patria una fuente de vida. ¿Qué podemos hacer para valorar y defender más la vida?”. Y recordó que “el niño por nacer es un ser vivo, nunca es un injusto agresor en el seno de la madre”.
“¿Por ser católicos estamos eximidos de hablar, de transmitir la verdad del Evangelio?”, preguntó y agregó: “La nación argentina, ¿no nació acaso cerca de la fe en Jesús? Pedimos poder expresar con libertad nuestra fe. No podemos ser discriminados por ser cristianos”.
Por último, monseñor Mollaghan exhortó a los fieles a asumir un “compromiso en profundidad con la fe y la doctrina social de la Iglesia” y promovió la participación de los cristianos en la vida ciudadana. “Los fieles laicos deben dar testimonio”, remarcó al tiempo que invitó a los presentes a imitar la figura de San Cayetano.+
