La congregación Madres Desamparados y San José de la Montaña de Valencia ha conmemorado hoy, martes, la solemnidad del santo siguiendo una tradición del siglo XIX, la quema de cartas con peticiones al santo, después de la celebración de una misa y una procesión con su imagen.
En la misa, que ha comenzado a las 11.30 horas en la iglesia de la Casa Generalicia, ubicada en la calle San José de la Montaña, 15, han participado las religiosas junto a vecinos y miembros de las comisiones falleras del barrio de La Petxina que han ofrecido ramos de flores ante la imagen del santo, han indicado fuentes de la congregación.
Después de la misa, las comisiones falleras del barrio han trasladado en procesión la imagen procesional de San José que se venera en la iglesia de la comunidad religiosa y que cuenta -como particularidad artística única- con una corona semejante a la de la Virgen de los Desamparados.
Finalmente, una vez finalizada la procesión “en el atrio de entrada a la iglesia hemos quemado las cartas que hemos recibido a lo largo de un año con peticiones de devotos solicitando la intercesión del santo, siguiendo una tradición que inició en el siglo XIX la fundadora”, la beata Petra de San José (Málaga, 1845- 1890), cuyos restos mortales reposan en el propio templo en la capital valenciana, han añadido.
Los fieles y devotos escriben sus peticiones y las entregan ellos mismos en un buzón a los pies de la imagen de San José, en la iglesia de la Casa Generalicia de la congregación, o bien las envían por correo postal.
La quema se produce con un fin simbólico, “igual que sube el humo, con él, suben las peticiones y, de esta forma, llegan más rápidas al Señor”, han señalado.
Se trata de una tradición que se remonta a cuando la beata Petra de San José impulsó, alrededor de 1886, el primer santuario del mundo dedicado a San José, en Barcelona, y una feligresa enferma les dejó una nota con una petición.
Tras su curación, la tradición de las llamadas “Cartas a San José”, se expandió y en Valencia, se lleva realizando desde la llegada de la congregación en 1893, precisamente en una zona de huerta, llamada “Huerto de San José”, donde construyeron la casa de la comunidad.