CAMINEO.INFO.-
Los hermanos Maristas de Alepo se han unido a la iniciativa «Paz para los niños», con la que se pretende enviar cartas, dibujos y una petición firmada por niños de toda Siria a la Unión Europea y la ONU. El 7 de octubre se realizó un encuentro con niños y familias acompañadas por los religiosos desde su centro, en el corazón de una de las ciudades más castigadas por la guerra. El hermano marista George Sabé ha hablado recientemente desde Alepo con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), en su programa «Perseguidos pero no olvidados» de Radio María.
A continuación compartimos su entrevista.
¿Cuál es la situación actual en Alepo en estas últimas semanas?
Muchos colegios y centros educativos cristianos han cerrado porque las familias tienen miedo de enviar a sus hijos a la escuela. De nuevo están cayendo bombas de morteros a diario y ya han muerto muchos estudiantes. Los padres no quieren perder a más hijos. La situación alimentaria es bastante difícil. Más del 90% de la población de Alepo recibe ayuda alimentaria para sobrevivir. Es una ciudad martirizada.
¿Cuáles son los proyectos que estáis llevando a cabo los hermanos Maristas?
El proyecto más importante es estar cerca de la gente. Queremos ser un signo de presencia, como María lo hizo en las bodas de Caná. Nosotros tuvimos la opción al principio de la guerra de abandonar el país pero todos los hermanos decidimos quedarnos. Actualmente llevamos a cabo más de 10 programas de emergencia y educación. Por ejemplo, cada mes repartimos paquetes de alimentos a más de 1.000 familias. Otro programa importante es ayudar a los civiles heridos por la guerra. Estamos en colaboración con un hospital que dirigen las Hermanas de San José de la Aparición donde los médicos atienden a los heridos de forma totalmente gratuita.
¿Conoce la labor de Ayuda a la Iglesia Necesitada con la Iglesia en Siria?
Claro que la conozco. Ayuda a la Iglesia Necesitada está presente en Siria con más de 140 proyectos en distintas partes del país. Acaba de llegar a Alepo el padre jesuita Ziad Hilal, como representante de ACN. Lo más importante de vuestra ayuda es el apoyo a las familias que han perdido sus casas, a través proyectos de alojamiento y rehabilitación de las viviendas destruidas. Para el invierno estamos previendo dos o tres programas importantes para gasóleo y ayuda a los pocos estudiantes universitarios que se quedan en Alepo.
Otro gesto de esperanza y paz es la iniciativa «Paz para los niños», ¿en qué va a consistir?
Es una iniciativa propuesta por el padre Halemba, director de proyectos para Oriente Medio de Ayuda a la Iglesia Necesitada. La propuesta es reunir firmas de niños de Siria, sean cristianos o no. Muchos ya han hecho un dibujo con una palabra de paz firmada por ellos. Nosotros, los Maristas, vamos a colaborar con actividades culturales y deportivas. En la entrada de nuestra casa en Alepo los niños van a dibujar en nuestro muro unas pinturas, con ayuda de sus familias. Ojalá tengamos un día tranquilo, sin bombas. Nuestros patriarcas van a llevar las firmas de los niños a las autoridades de la Unión Europea y de Naciones Unidas. Va a ser un día especial para todos los niños de Siria. Especialmente para los niños de Alepo es muy importante poder expresar su deseo de paz.
¿Puede compartir algún testimonio directo de la fe de estos niños a pesar de la guerra?
Una niña de 6 años, Hamina, que es una de las niñas que vienen a nuestra comunidad. Recibió un impacto de mortero que le afecto a su columna vertebral. Cuando empezó a salir del coma y de tras la operación, ella me preguntaba: «¿Voy a poder participar en esta actividad de los niños?» Para nuestros niños va a ser un día de esperanza. También para sus familias. Esperamos que a través de los niños, que son los preferidos de Jesús y María, pueda llegar pronto la paz a Siria. Realmente estos niños tienen un corazón de oro. Ojalá haya una realidad auténtica de conversión, de perdón, de reconciliación entre la gente.
Ayer estuve en la casa de una difunta que murió por una explosión. Me encontré con una madre de 52 años, su marido había muerto, había perdido también a dos de sus hijos. Me dijo: «George, por favor, dime algo». Yo lo único que pude hacer fue coger el rosario en la mano y pedir a María ayuda, como decimos en el Ave María: «ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte». Gracias por vuestras oraciones, por vuestra sensibilidad. Os prometo que nuestra esperanza nunca va a caer. Seguiremos con esperanza aunque la situación es cada vez más difícil.