Veo que desde el PP no se veta a nadie, se respeta y se habla con todos, aunque ciertamente se ha incurrido el error tan común de no gestionar bien este diálogo y escucha parlamentario con su mayoría absoluta, como en todas las mayorías absolutas que ha habido. Hay que ser muy sabio y paciente para no caer en ese siempre lamentable error cuando en democracia como en el fútbol lo que cuentan son los votos suficientes de los diputados y los goles. Esto se intenta corregir y corregirse, la nueva aritmética parlamentaria lo exige.
Efectivamente, se reivindican los grandes logros que todos los españoles y su gobierno hemos conseguido, se asume en votos y escaños la cuota de responsabilidad por la corrupción que ha afectado a algunos de sus políticos. Vergüenza, aflicción y perplejidad sentimos por dichos casos y por los del resto de los partidos, pero ello no me impide ver y mostrar, aún con sus fallos, que conforma la mejor opción, la mejor y más preparada, capaz de autocrítica y de aprender a aceptar la crítica.
Convencidos contra toda corrupción debieran estar las personas de todos los partidos y debiéramos estar todos, sin culpabilizar 'al otro' de todo y sin vetar a nadie. Sin duda, esto es un deseo, un buen deseo, que toca y choca con la realidad de cada persona, con sus valores y/o contravalores en un mundo en permanente cambio, a veces orientado y tantas desorientado.
Disciernan y valoren. ¡Con las cosas serias no se juega! Todos somos interdependientes, nos necesitamos; necesitamos avanzar con criterios y ideas que sirvan al hombre, ser hombres y mujeres libres y no esclavos de otros hombres que sirven a ideas delirantes, incautas, insostenibles y peligrosas, en formato aún, quizá; aunque quien las proponga lo haga con buena fe, con criterios populistas, buenistas, voluntaristas y en exceso intervencionistas.
No hay duda de que las deficiencias estructurales económicas y sociales limítan la capacidad de crecimiento. Para que las cosas funcionen todos nos debemos aplicar y hace falta, se necesita, discernimiento y liderazgo político que tenga y comunique, con entusiasmo, la perspectiva de hacia dónde vamos. Cada quién discernirá quién de los líderes políticos tiene mejor visión, discernimiento y perpectiva.
¿Qué debe cuidarse, preservarse al buscar toda sostenibilidad económica, política y social? La Confianza mutua, los Valores y los Recursos Escasos, especialmente el empleo. No quedarnos en la permanente pugna. Las ideologías instaladas en 'la lucha de clases', discúlpenme, ya en el tercer milenio, suena a caduco y sabe a rancio.
Hay que cuidar la generación de actividad económica y riqueza, el ahorro, la inversión, la producción y el empleo la competencia, la concurrencia, la transparencia, la más justa y eficiente redistribución y los mecanismos de mercado que concilian la compatibilidad de los planes de personas libres y distintas, con restricciones distintas, personas todas iguales ante la ley.
Si no se cuida esto es mucho el ruido, alto el riesgo y la prima económica y social. Lo que genera inseguridad jurídica, desestímulo, mediocridad, inquietud y pobreza. Frutos inmediatos y frecuentes de las derivas populistas, postmodernas y de las izquierdas radicales.
No al veto. No a la pugna por regla. Sí a la búsqueda de encuentros y de los acuerdos, sí a la conciliación entre agentes libres. A esto deben estar todas las fuerzas políticas. La Democracia y la Gran Política nos lo demanda.