CAMINEO.INFO.- Cartagena/ESPAÑA.- Que los restos del Apóstol Santiago descansan en Compostela es bien sabido. Que el santo evangelizó a los habitantes de Hispania y que la Virgen se le apareció, en carne mortal, en Zaragoza, son cuestiones también sumamente populares. Pero, ¿por dónde llegó Santiago a nuestro país? ¿Por los Pirineos? Frío, frío. El Papa ha concedido celebrar un Año Jubilar a una parroquia de Cartagena, por ser -según ha transmitido la tradición- la puerta por la que Santiago entró en España
«Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra». A Santiago el Mayor, el amigo del Señor, el llamado boanerges (Hijo del trueno), aquellas últimas palabras de su Maestro debieron grabársele a fuego en el alma. Él lo había visto transfigurado en el Tabor, agonizante en Getsemaní y resucitado ante sus propios ojos. Ahora lo veía elevarse, «hasta que una nuble lo ocultó de su vista». Hasta los confines de la tierra, le había dicho. Y así lo hizo. Según ha transmitido la tradición de la Iglesia, Santiago partió desde Jerusalén hasta el fin del mundo conocido, el Finis-terrae (Finisterre), en la Hispania romana. Pero, ¿cómo lo hizo? Habida cuenta de que, entre el 41 y el 44 d.C., murió decapitado en Jerusalén, por orden de Herodes Agripa, Santiago no tuvo tiempo de atravesar Europa a pie. Lo más seguro es que viajase por el Mare Nostrum, igual que hizo san Pablo en sus viajes, y que entrase por el puerto de Cartagonova (hoy, Cartagena). Al pisar tierra hispana, evangelizó por la península hasta llegar a otra gran urbe romana: Caesar Augusta (Zaragoza), donde la misma Virgen María se le presentó en carne mortal a orillas del río Ebro. Sus palabras lo confortaron y Santiago, el amigo del Señor, llegó hasta Galaecia anunciando que Dios se había hecho hombre, que el Crucificado había resucitado, que Jesús, el Cristo, vive por los siglos. Después de sembrar el Evangelio en el imperio romano occidental, volvió a Jerusalén, y, tras su muerte, la tradición nos cuenta cómo algunos de sus amigos y condiscípulos trajeron sus restos hasta la Hispania que había evangelizado, y que hoy descansan en Compostela.
Veinte siglos después, el Papa Benedicto XVI no sólo ha concedido el tradicional jubileo del Año Santo Jacobeo, con indulgencias para los peregrinos que visiten la catedral compostelana, sino también a aquellos que dirijan sus pasos hacia el lugar por el que el Apóstol entró en España. Así, la histórica parroquia de Santiago Apóstol, en el barrio de Santa Lucía, de Cartagena, en Murcia, se ha convertido no sólo en un destino para peregrinos, sino también en un lugar de partida para otros muchos que quieren recorrer el mismo trayecto que recorrió el santo.
Ex hoc loco...
En esta iglesia se conserva la antiquísima tradición -reconocida por el Cabildo de Compostela- que asegura que el Apóstol desembarcó en las playas aledañas de la Dársena, como lo atestigua la inscripción medieval: Ex hoc loco orta fuit Hispaniae Lux Evangelica (Desde este lugar nació para España la Luz del Evangelio), que se conserva en el templo. Don Sebastián Chico, el párroco, asegura que «muchos peregrinos vienen para pedir la bendición y la credencial antes de empezar el Camino, y no sólo en este Año Santo. Han venido peregrinos de toda España y de todo el mundo: del Vaticano, de México, y hasta la embajadora de la India». En este Año Jubilar, «hemos acogido a miles de peregrinos, porque además ha coincidido con el Jubileo de Caravaca de la Cruz», y, por eso, don Sebastián está seguro de que ser peregrino o feligrés del lugar que vio arribar el Evangelio a las Españas «sirve de impulso para dar a conocer la grandeza de nuestra historia y de nuestra fe».